jueves, 2 de febrero de 2023

GRECIA. Mototour II

"Se tarda toda una vida en descubrir Grecia, pero solo se necesita un instante para enamorase de ella" Henry Miller.


Cuna de la democracia y de la filosofía, una de las civilizaciones más importantes e influyentes de la historia, con multitud de legados que dejaron hasta el día de hoy. Por su situación geográfica ha sido un enclave estratégico entre tres continentes. Poseedor de paisajes y playas fantásticas. Más de 6000 islas. Todo esto es lo que nos ofrece Grecia y lo que tenemos por delante en la segunda parte de este maravilloso viaje.
El buen tiempo nos seguía acompañando y nos dejaba hermosas estampas de sol y mar.


Teníamos cinco días antes del Mototour para recorrer y conocer parte de este maravilloso país.

Tras entrar en Grecia desde Albania bordeando la costa por una carretera sin apenas tráfico , continuamos cerca del mar disfrutando de espléndidos paisajes

Pasamos por Arta, viendo su famoso puente sobre el río Aractos, no nos detuvimos a pesar de ser una ciudad muy agradable porque en un anterior viaje a esta zona de Grecia tuvimos la ocasión de visitarla.

Queríamos recuperar el tiempo perdido y teníamos por delante una buena ruta.

A pesar de ello disfrutamos de los bonitos rincones que se nos ofrecían y por supuesto con ese calor del riquísimo y fresco café frappe tan típico griego.

Cruzamos el Puente de Charilaos que une las ciudades de Río y Antirio en el estrecho de Corinto.

Este puente atirantado esta formado por cinco tramos y suma una longitud de 3km. Su construcción comenzó en 1998 pero no se abrió al trafico hasta 2004, siendo una obra de ingeniería de referencia no solo por su longitud, es el puente atirantado más largo del mundo, sino por las condiciones naturales tan adversas de la zona donde se ubica: actividad sísmica, corrientes y profundidad del lecho marino.

Teníamos grandes expectativas de comer estupendo en Grecia, pero ese día empezamos con mal pie y lo único que se salvó de todo el menú fue el queso feta, de lo demás mejor ni hablar...jaja, no siempre se acierta.

Y al caer la tarde llegamos a Olympia, pudimos hacer una rápida visita y pasear por todas las ruinas, además debido a la hora que era ya no había casi nadie. 

Olympia fue la sede de los primeros juegos olímpicos en el año 776 a. de C. Estos juegos estaban dedicados a Zeus y se realizaban cada cuatro años. En el año 393 d. de C. estos fueron abolidos y se volvieron a retomar en 1896. 

La llama olímpica para dar comienzo a los juegos en la actualidad se sigue encendiendo aquí.

Un paseo por las ruinas nos permite ver el gimnasio. 

Y la Palestra que era donde también se formaba a los atletas.

El estudio de Fidias, donde se esculpió la estatua de Zeus.

Los restos del Templo de Zeus, donde se hallaba la estatua que fue una de las 7 maravillas del mundo. Una columna reconstruida nos deja hacernos una idea del tamaño de la estructura.

El Templo de Hera, que forma parte de la ceremonia de los Juegos Olímpicos de la era moderna.

Y el estadio Olímpico, el único en uso en la actualidad después de 2500 años. Se puede ver la pista, los asientos de los jueces, la línea de salida y el arco de entrada de los atletas. Se cree que cabían 50000 espectadores.

Y lo que más me llamó la atención se ven los pedestales donde se colocaban las figuras de los zanes. Estos no eran sino estatuas de Zeus en bronce que tenían que pagar los tramposos y escribir en la base la trampa cometida y quien la había hecho.

La Fuente de Nymphaion construida para contribuir a atenuar el problema de abastecimiento de agua durante los Juegos y los numerosos visitantes al santuario.

 El Philippeion, la única edificación de planta circular.

Varias edificaciones más como: el Bouleuterion, el Leonidaion, la casa de los sacerdotes, la columna de la Victoria y lo que no pudimos ver que fue el Museo arqueológico por estar ya cerrado.

Llegamos al hotel ya de noche, pero una ducha y una buena cena nos sirvieron de reconstituyente.

La primera parada de hoy iba a ser la antigua ciudad de Mystras pero no sin antes divertirnos un rato en ruta.

En Kalamata nos desviamos hacia la llamada ruta 82 que asciende hasta la montaña pasando por el espectacular paso natural Neodontas Gorge.

Tal y como nos dijeron "muy recomendable para motociclistas".

Carretera divertida, sinuosa, sin tráfico, enseñándonos bonitos puertos de montaña y pasos de gran belleza entre las rocas.

La ruta hasta Mystras era de unas tres horas así que cuando llegamos el calor ya apretaba.

Mystras es una antigua fortificación bizantina del s. XIII. Originariamente un noble construyó el castillo y para proteger sus tierras levantó una fortaleza alrededor, pero pocos años después fue tomada por los bizantinos y la ciudad resurgió tornándose un referente cultural importante. De hecho llegó a ser la segunda ciudad más importante del imperio solo por detrás de Constantinopla. 

Pasó por manos venecianas, turcas y griegas antes de su abandono.

La ciudad está en una colina por lo que las cuestas son importantes. Me habían recomendado subir con la moto hasta la entrada más alta y desde allí hacer la visita hacia abajo. Y menos mal, sino con la ropa de la moto y el calor que hacía no la habría podido ver entera.

La visita lleva de dos a tres horas y sin entretenerse mucho. Es una ciudad completa.

Los paisajes de las laderas están repletos de olivos y frutales.

Según vamos andando las edificaciones surgen entre la vegetación y la montaña pudiendo pasear por callejas semiderruidas y entre restos con miles de historias.

En la zona más alta está el castillo y desde allí se contempla todo el valle y por tanto toda la antigua ciudad de Mystras a tus pies. Se aprecia aquí su importante valor estratégico. Desde sus 620 m de altura se ve cualquier movimiento más allá de la nueva ciudad de Esparta.

Hay numerosos monasterios, todos bastante bien conservados y cada uno con una característica que lo hace diferente y bello.

Los frescos con que se recubren sus paredes, en unos casos mejor conservados que en otras son dignos de admiración. Muchos de ellos de los s. XIV Y XV constituyen el conjunto más importante de pinturas de todo el imperio.

La Iglesia de Santa María de Peribleptos con frescos de las principales fiestas de la Iglesia.

Pantanassa, el único monasterio habitado, fue el último en construirse, ya avanzado el s.XV. Su fachada de piedra y los bonitos arcos porticados están en perfecto estado.

La Metrópolis o Catedral de San Dimitrios es la más antigua, del s. XII y reformada en el XV, se encuentra dentro de un patio rodeado de balcones dándole un ambiente muy especial.

En su interior llaman la atención los frescos de los milagros de Cristo.

Y una lápida con el águila de dos cabezas, símbolo del imperio bizantino y que se encuentra en el lugar donde fue coronado el emperador Constantino XI.

San Teodoro del s.XIII con una enorme cúpula y de forma octogonal. San Nikolas es la más pequeña. Todas tienen su encanto y aunque similares, todas son diferentes.

En Santa Sophia los emblemas bizantinos aún se conservan en sus columnas. Aquí se hallaban las tumbas reales de las mujeres de los emperadores.


En la cúpula Cristo rodeado de ángeles del que solo podemos ver parte.

El Palacio es el edificio civil más grande y más importante, en sus tiempos fue residencia imperial. Se hallaba en restauración por lo que no pude verlo.

Salí de allí exhausta del calor que hacía y de tanta belleza que había visto. Puedo decir, ahora a posteriori, que fue la visita más sorprendente que hice.

Ya era mediodía así que en Esparta mismo paramos a comer.

La moderna Esparta fue fundada en 1834. Se la conoce por sus famosos guerreros y las batallas de Termópilas con el rey Leónidas a la cabeza.

Una foto con la estatua del rey que se alza a los pies del estadio deportivo era inevitable.

La antigua Esparta esta situada a las afueras de la moderna ciudad pero nos habían comentado que no se hallaban en muy buen estado de conservación por lo que no dilatamos más nuestra estancia allí.

Atravesamos el famoso canal de Corinto. Esta obra, una de las mayores de la historia, es una vía de 6km de largo que conecta el mar Jónico con el Egeo. Permitía a los barcos ahorrarse una vuelta de más de 400 km. Hoy esta casi sin uso ya que sus 23 m de anchura no sirven de mucho a los grandes barcos de hoy en día.

De hay ya nos dirigimos a Atenas, la entrada a la ciudad a esas horas era un verdadero caos, además no teníamos hotel reservado así que sin saber muy bien donde íbamos decidimos dirigirnos al centro. Las calles nos parecieron oscuras, sucias y muy abandonadas, la primera impresión no había sido muy buena.

La suerte se puso de nuestro lado y encontramos un buen alojamiento.

Después de una buena ducha y una merecida cerveza nos fuimos en taxi a la Plaza Sintagma, centro neurálgico de la capital, nos recomendó el taxista bajar por la calle Ermou, la más comercial , hasta el barrio de Monastiraki, uno de los más animados de la ciudad.

Allí junto a un montón de restaurantes, bares, puestos de souvenirs, y sobre todo gente, mucha gente, pudimos ver parte de las ruinas que nos esperarían en días posteriores. El Antiguo Ágora, la Biblioteca de Adriano.

Y también pequeñas iglesias ortodoxas como la Iglesia Paganía Kapnikarea, donde todo el bullicio de fuera pasaba a ser silencio y recogimiento en su interior. A pesar de lo pequeña que es, es una joya bizantina del s. XI con unos bonitos frescos en su interior.

En una estupenda terraza de la calle de Adrianou, nos cenamos una mousaka, que como bien nos dijo el camarero, sino era la más rica de Atenas poco le faltaría.

Un rato más de paseo hasta la zona de Plaka y nos recogimos con una impresión ya distinta de Atenas.

Al día siguiente nos dirigimos a visitar la Acrópolis. El sol calentaba con fuerza y el agua en el recinto de las ruinas se había terminado, así que hicimos una visita rápida. 

La Acrópolis era la ciudad alta, el lugar defensivo de todas las ciudades y que solía ser sede de los templos más importantes. Ubicada en lo alto de una cima a 156m se domina toda la ciudad de Atenas.

El Partenón es el edificio principal del conjunto, fue construido en el s.V a. d. C., sus dimensiones aproximadas fueron de 70 m de largo por 31 de ancho, con unas columnas de más de 10 m de alto, todo ello de mármol puro, en su interior estaba la escultura de Athenea Parthenos de oro y mármol de más de 12m. Es una obra tan perfecta que se curva a propósito en varias zonas para corregir el efecto de deformación visual que en obras tan grandes se produce al contemplarlas.

En los frontones, las metopas, representaban motivos de la mitología griega o batallas importantes. Hoy los restos originales de las metopas que se conservan están en el museo.

Las ruinas majestuosas brillan debajo del sol y a pesar del gentío te trasporta a otros tiempos donde todo era grandioso y exagerado.

Otro edificio importante era el templo de Atenea Niké, fue construido en el año 420 a. d. C. para conmemorar la victoria de los griegos sobre los persas en la Batalla de Salamina.

El pequeño pero bello templo albergaba una imagen de Atenea Nike, símbolo de la victoria, pero con las alas cortadas para que no pudiera abandonar Atenas y así sus devotos obtuvieran el triunfo en todas las batallas que les esperasen.

Cuenta la leyenda que Atenea se convirtió en patrona de la ciudad tras ganar a Poseidón, dios de los mares y océanos en su ofrenda a la ciudad. Ella ofreció el olivo.

Y donde Atenea plantó el primer olivo de Grecia fue erigido el Erection, otros cuentan que surgió de la roca al clavar Poseidón su tridente.

Historias aparte es un templo espléndido, tallado en mármol a diferentes alturas pero que casan a la perfección. Su pórtico más reconocible es el de las Cariátides. Estas estatuas de mujer soportan el peso del piso superior. Aquí la leyenda cuenta que estas mujeres provenían del pueblo Caries, aliados de los persas, cuando fueron derrotados en las guerras Médicas los hombres fueron pasados a cuchillo y las mujeres castigadas a llevar sobre sus hombros todo el peso para el resto de sus días.

Las originales se encuentran en el Museo de la Acrópolis.

Los propileos eran la  gran entrada al conjunto arquitectónico. El edificio central de forma rectangular y rodeado de columnas delimitaban cinco puertas a diferentes recinto.

Hoy en día y tras sufrir numerosos atentados a cargo de turcos, venecianos y varios pueblos más continua en pie pero con un evidente deterioro.

En la ladera sur de la Acrópolis podemos ver el teatro de Dionisos. Data del s.VI a. de C. y llegó a albergar a 17000 espectadores.

También en la ladera sur está el bello Odeón de Herodes Ático. Este teatro es posterior a su vecino y mucho más pequeño, solo cabían 5000 espectadores.

Su buen estado y ayudado por remodelaciones posteriores hacen que todavía se use hoy en día para albergar diferentes representaciones en el Festival Estival de Atenas. Tiene que ser sublime poder oír allí un concierto.

Una vuelta en el bus turístico nos llevó a conocer lo que nos faltaba de Atenas.

Pasamos por el Jardín de Atenas donde se halla el Zeppeion construido para los juegos de 1896, los primeros de la época moderna y un poco más adelante vimos el Estadio Panatenaico.

El Arco de Adriano construido por este emperador romano para dividir la ciudad griega de la romana.

Y en la Plaza Syntagma hicimos una parada para ver el famoso cambio de guardia de los evzones.

En la puerta del Parlamento, antiguo Palacio Real y junto a la tumba del soldado desconocido, cada hora estos soldados encargados de custodiar ambos lugares efectúan para disfrute de todos los turistas un llamativo cambio de guardia ataviados con su indumentaria tradicional y sus zapatos con pompones.

Después continuamos nuestro recorrido por la Universidad, la Biblioteca y numerosos edificios con historia propia.

El Hefestion, que también se veía desde la acrópolis, sublime e impresionante.

El Templo de Zeus Olímpico con 15 de sus 104 columnas todavía en pie. Y muchas cosas curiosas.

Nos bajamos del autobús en la plaza Avisinias, en pleno corazón de Monastiraki, allí pudimos ver la mezquita Tzitarakis un gran edificio otomano, que hoy funciona como museo. Y sobre todo sumergirnos en el gentío para disfrutar del ambiente.

Y siguiendo el paseo vimos en la Plaza Mitropoleos la Catedral de la Anunciación de Santa María su estilo sobrio y moderno se contrapone con la Iglesia de Agios Eleftherios de estilo bizantino y del s. XIII que se encuentra a su lado.

En el corazón del centro están juntas la pequeña Agia Paraskevi, de una sola nave y la gran Iglesia de Chrissospiliotissa. Llaman la atención por la diferencia entre ellas, pero aquí en Atenas esta todo junto, todo mezclado. ¡Tanta historia en una sola ciudad!

Por dentro están muy bien decoradas, ambas, aunque sus pinturas todas sean ya de la época moderna y fuera tiene una tienda de souvenirs. No se puede entrar en pantalón corto, ni hombres ni mujeres.

A los pies de la Acrópolis está el Barrio de Plaka, este es el barrio más antiguo de la ciudad y junto con Monastiraki uno de los más animados.


Sus calles empedradas, sus casas de colores, sus estrechas callejuelas y un sin fin de pequeñas iglesias ortodoxas nos invitan a relajarnos un poco del agitado día que llevábamos.

El alojamiento, sin saberlo entonces, le teníamos al lado del barrio de Exarchia, un barrio bohemio y a la vez bastante politizado y de camino a casa nos encontramos con una fuerte manifestación, así que decidimos comprar algo y cenar descansando ya en casa.

Aconsejados por todos los blogs, foros y demás sitios que visitamos para recabar información, no nos podíamos ir sin hacer aunque fuese un mini crucero por alguna isla griega.

Decidimos comprar billetes para  ver Hydra, Poros y Egina.

El madrugón fue espectacular porque pasaban a recogernos muy temprano. El trayecto hasta el puerto aunque no era lejos se hizo un poco pesado parando en numerosos hoteles a recoger a más cruceristas.

Cuando llegamos a la primera isla ya eran las 11 de la mañana. Esta fue Hydra.

Aquí no hay coches, todo se hace a pie o en mulas. De ahí todas las que había en el puerto dispuestas para pasear o llevarte las maletas.

Es una pequeña isla de 20km, en los s. XVI y XVII fue una próspera base comercial y de astilleros. Todavía se pueden ver los restos en su bonito puerto.

Visitamos la iglesia Catedral de la Asunción del s. XVII. La Mansión de Lazaros Kondouritus es un palacio del s.XVIII , hoy museo. La Iglesia ortodoxa por excelencia Kimisi Theotokou.

Pero lo mejor de esta isla es pasear por sus estrechas calles plagadas de casas encaladas con bonitas ventanas azules, iglesias que sobresalen por encima de ellas, escaleras y fachadas donde hacer miles de fotos.

Las casas se apelotonaban en las cuestas formando una bella y típica estampa griega.

El mar aquí tiene un color especial  y desde las rocas la gente se bañaba y se divertía. 

La siguiente isla Poros está formada por dos islas unidas por un puente. Spheria es donde llegan los barcos y se encuentra la ciudad.

A pesar de ser una isla pequeña tiene playas de aguas cristalinas y allí sí disfrutamos de un baño en las aguas del Egeo. El baño es lo de menos lo importante es lo que te llevas en la memoria y en la retina. La luz aquí da a todo un colorido distinto.

De ahí nos dirigimos a Egina, la isla de los pistachos y de numerosas leyendas. En el trayecto de los numerosos faros que nos rodeaban y de la belleza de esas aguas.

Cuenta la leyenda que Egina era una ninfa de la que Zeus se enamoró y de esa unión nació Eaco quien sería rey de la isla y eligió para esta el nombre de su amada madre.

En nuestro paseo vimos las típicas casas de pescadores algunas de ellas convertidas en restaurantes.

En el mercado los puestos del pescado.


Y en las traseras de los barcos puestos ambulantes de fruta y diversos productos.

Buscamos la Torre de Markellos construida en 1821 y que forma parte de un palacete, pero había poco que ver.

La Iglesia Parroquial.

Y paseamos por sus calles estrechas, abarrotadas de motocicletas, de gente, de terrazas y comercios locales donde no podían faltar los puestos de pistachos y numerosos productos relacionados con ellos: mermeladas, pasteles, helados, etc.

Para terminar la jornada y volviendo a Atenas contemplamos desde el barco una bella puesta de sol.

Lo cierto es que aunque fue un bonito día no recomendaría el crucero por varias razones: son demasiadas horas de navegación para poco tiempo en cada isla, es muy caro, mucha gente en barco pequeño y en el barco te atracan por todo. Después de hablar con gente es mejor ir al puerto y de allí coger un ferry a la isla que desees visitar, verla a fondo, más rápido y mucho más barato. Pero es lo que tiene, hasta que no pruebas, no sabes.

A la mañana siguiente mi motero favorito y yo queríamos madrugar para salir de Atenas sin tráfico y dirigirnos hasta Delfos a ver las ruinas. Nuestros compañeros hoy tenían otros planes.

Atravesamos por campos plagados de algodón, donde seria la época de la recogida porque cientos de vehículos transportaban las bolitas algunas de las cuales volaban contra nosotros, parecía que nevaba.

La ruta hasta Delfos fue una delicia, nada más salir de Atenas la temperatura comenzó a bajar considerablemente para nuestra alegría y por una bonita y alegre carretera de montaña nos dirigimos hasta el monte Parnaso.

Allí en la ladera de este monte se encuentra Delfos, cuenta la leyenda que Zeus soltó dos aves rapaces en los extremos del mundo y fueron a encontrarse en Delfos, dejaron caer una piedra en forma de huevo y comenzó así la adoración de aquel lugar como el ombligo del mundo. El Omphalos, que así llamaban a esta piedra, esta en el museo que hay en la entrada.

Debido a ello se convirtió en lugar de peregrinaje y sitio de ofrendas en forma de templos y columnas que hicieron emerger todavía más a la ciudad, y que se hacen evidentes en toda la visita.

Nada más entrar al recinto nos encontramos con el Ágora Romana , construido a posteriori cuando ya Grecia fue anexionada al imperio romano, era donde se desarrollaba la vida comercial y social. Sobreviven las columnas jónicas.

Desde allí comienza la vía sacra en constante ascenso y rodeada de templos ofrendados a la ciudad.

El que Atenas regalo tras la batalla de Maratón se conserva muy bien y las bellas metopas con que se adornaba las pudimos ver en el museo de Delfos.

Siguiendo esta el Bouleuterion, lugar donde los miembros del parlamento se reunían.

En el Pórtico de los Atenienses vemos una réplica del trípode de Platea, esta es una columna formada por tres serpientes entrelazadas ofrendada tras la batalla de Platea contra los persas, me llamó mucho la atención porque la original se encuentra en la Plaza Sultan Amed de Estambul y tuve la suerte de verla el año pasado.

El Templo de Apolo era el más grande, pero no es el mejor conservado y hoy solo sobreviven 6 columnas y poco más.

Llama también mucho la atención la pared poligonal donde esta apoyada la terraza del templo. Esta pared está formada por piedras escritas que parece ser que cuentan la emancipación de los esclavos. Son más de 800 piedras con inscripciones talladas y que encajan unas con otras a la perfección.

Seguimos nuestro ascenso y llegamos al teatro, este fue construido en el s.IV a. de C. para ver los espectáculos en los Juegos Piticos. Desde aquí las vistas merecen el esfuerzo realizado.

Desde ahí y volviendo al camino llegamos al estadio. Había cuatro juegos importantes en Grecia, y los que aquí se celebraban eran los segundos en importancia solo por detrás de los Olímpicos. Su estado de conservación es estupendo.

No nos podíamos perder las maravillas expuestas en el Museo, son catorce salas con una magnifica colección de metopas, esculturas y numerosas piezas de una gran belleza.

Como el Auriga del s.V. a. de C. y una de las pocas estatuas griegas en bronce que se conservan.

Las Metopas del Tesoro de los Atenienses y las del Tesoro de Sifnos.

La esfinge de Naxos, ofrendada por los habitantes de dicha isla para vigilar el templo de Zeus.

Los gemelos Cleobis y Biton del s. VII a. de C. hechos en mármol y con la curiosidad de llevar en la base el nombre de su autor.

A unos metros de allí se encuentra el santuario de Atenea Pronaia con su reconocido Holos circular y sus tres columnas.

El actual pueblo de Delfos es un pequeño pueblo de montaña con bonitas casas de piedra y tejados con bellas chimeneas y artesonados de madera.

Por una retorcida carretera pero con un magnífico asfalto, sin abandonar la montaña pero como en toda Grecia con vistas al mar, nos fuimos acercando a Kavala.

Pero como en el camino siempre hay una de cal y otra de arena, nos metimos también por caminos vecinales entre los numerosos algodonales.

Como he leído por ahí: algunas equivocaciones te hacen descubrir rutas maravillosas.

En un pequeño pero coqueto pueblo donde el turismo era más bien nacional, Leptokaria, nos quedamos a pasar el resto del día. Nos encontrábamos ya en la costa del Egeo y a los pies del monte Olimpo.

Un buen baño en la playa, un paseo visitando el museo Geológico del Olimpo, que no es sino una exposición de diversas plantas fosilizadas y rocas y minerales de la región, y luego una buena cena con pescados de la zona para hacer que el día haya sido perfecto.

A la mañana siguiente bajo la atenta mirada del Olimpo abandonamos el lugar para dirigirnos a la concentración.

Kavala es la segunda ciudad más importante de Macedonia Central. Fue parte del imperio otomano hasta 1912. Hoy es un importante centro turístico. 

Allí en uno de sus numerosos hoteles al lado de la playa nos reunimos participantes de 27 países para poder conocer, de la mano de nuestros compañeros griegos, un poco mejor toda aquella región.

Ya estaba todo preparado desde hacía unos días  pero era a partir de las 18h la recepción oficial. Hasta entonces disfrutamos de las instalaciones.

Con nuestras prendas oficiales ya puestas comenzó el photocall y después como en todos los eventos saludaos a los participantes, presentaciones, comunicados de las rutas, reparto de los equipos con los que rutear y demás temas burocráticos. El mototurismo empieza al día siguiente.

El primer día nos desplazamos en moto para coger un ferry hasta la isla de Thassos. Esta se encuentra en la desembocadura del río Nestos.  

Es una isla pequeña, pero muy montañosa con una altitud de hasta 1100 m. Los bosques de abetos, pinos y abetos acaban en la orilla del mar.

Recorrimos bordeando toda la isla disfrutando de unas maravillosas vistas a las numerosas playas de limpias y bellas aguas.

 Paramos en el parking Giola para poder ver las piscinas naturales que el mar crea en las rocas.

Allí mismo comimos y aprovechamos el parque natural para hacer unas cuantas fotos.

Visitamos uno de sus monasterios ortodoxos, el dedicado al Arcángel.

Fue construido como una fortaleza en el borde de un acantilado con lo que las vistas al mar son muy bonitas. Este monasterio hoy en día está habitado por monjas y aparte de dos pequeñas capillas muy bien decoradas, el resto son las estancias de sus habitantes, sus lugares de trabajo y una pequeña parte está dedicada a habitaciones para huéspedes. Como en muchos de ellos a las chicas nos pusieron una especie de falda porque las mujeres no pueden ir en pantalón.

Al día siguiente nuestra ruta comenzaba bastante pronto, el tener que madrugar nos permitió ver un amanecer de lo más bello.

El día prometía y la ruta también. Comenzaba por el Parque Nacional formado por las areas protegidas del rio Nestos y del lago Ismarida, después adentrándonos en busca del río Nestos disfrutaríamos de la carretera y de las vistas.

 Llegamos a la laguna de Vistonide, de la cuál Aristóteles escribió que se hallaban la mayoría de los peces que pudieran existir. En medio de esta laguna hay un pequeño pero curioso monasterio solo unido a tierra por un puente.

En realidad el monasterio esta formado por dos iglesias.

La de San Nicolás es la primera que encontramos.

En su interior tiene unas bonitas pinturas.

Y unida a esta por otro puente la de la Madre de Dios, con un icono de la Virgen muy bonito.

Hicimos una breve visita  por Porto Lagos y Xanti, para después ascendiendo a la montaña dirigirnos hacia el parque natural del río Nestos.

Este río viene desde la vecina Bulgaria serpenteando 230 km por un arenal natural protegido por habitar allí numerosas especies animales y vegetales.

Durante toda la ruta las vistas son espectaculares pero cuando llegamos al alto y nos acercamos a un mirador que allí hay las vistas sobre el río son increíbles.

Después de comer con todos los compañeros en un bonito paraje, volvimos hacia la costa .

 Por carreteras interiores, con poco trafico, eso si con algún que otro animal.

Al día siguiente haríamos una pequeña ruta por la costa antes de la entrada en grupo a Kavala.

A las afueras de la ciudad reagrupación de los diferentes equipos para el desfile de banderas de los países participantes hasta el centro de Kavala.

Lo más representativo de esta ciudad es su acueducto que aunque tiene apariencia romana fue construido por Solimán el Magnífico para suministrar agua a los baños turcos.

El castillo veneciano en la colina de Panagia ,conserva la muralla y poca cosa más pero la visita merece la pena solo por las vistas. Hacia un lado toda la ciudad y hacia el otro el mar.

 Las estrechas y empinadas calles, todas ellas empedradas, que llevan hasta arriba, nos dejan estampas curiosas. Coches y motos aparcados en pequeños e inaccesibles rincones, jardines diminutos, gatos, personas mayores acarreando la compra... en fin la vida de la gente de a pie, no del turista.

No nos dio tiempo de más pero como en toda Grecia, Kavala está rodeada de maravillosas ruinas como Anfípolis o la ciudad Antigua de Filipos.

La ruta hasta Igoumenitsa para coger el ferry, ya por nuestra cuenta, la habíamos planificado con algún que otro compañero por la sierra, con parada en Meteora , seguir por Metsovo hasta Ioannina y de ahí al puerto.

Los monasterios de Meteora, Patrimonio de la Humanidad, son construcciones en lo alto de unas gigantes masas rocosas. 

Meteora significa rocas en el aire y son un conjunto de peñascos de más de 600m de altura formados hace más de 30 millones de años. Estas rocas son tan impactantes o más que los fabulosos monasterios allí erigidos.

De los 13 monasterios que todavía persisten, 6 se pueden visitar y están habitados por monjes. La visita te obliga a subir un montón de escaleras para poder acceder a ellos pero bien vale la pena sufrir un poco.

Esta vez no hicimos la visita, no nos daba tiempo y algunos ya la habíamos realizado, pero nunca te cansas de ver los monasterios allí colgados.

Cruzamos el Parque Natural de las montañas de Pindo, bosques enormes jalonados por pequeños pueblos en un territorio montañoso que parece haberlos apartado del tiempo actual.

Metsovo es la población más importante de esta zona está situada a 2000m de altitud, por su estratégico y escondido enclave fue un lugar importante en las diferentes guerras que hubo en Grecia, principalmente en la Segunda Guerra Mundial.

Hoy es un importante enclave turístico tanto en invierno como en verano.

De Igumenitsa embarcamos rumbo a Ancona con una previsión muy negativa con respecto al tiempo. Aunque en cubierta si había movimiento, por el agua y el viento, debido al cansancio que  arrastrábamos, descansamos apaciblemente.

La hora de llegada eran las 17h. pero entre lo que tardamos en desembarcar y que ya se hacía  pronto de noche decidimos quedarnos allí a dormir. ¡Y qué bien hicimos! Porque antes de llegar al hotel comenzó a llover.

Ancona está situada en un promontorio y dentro de una ensenada por ello fue un puerto importante para griegos, romanos, bizantinos y de todas esas culturas quedan huellas.

Nada más entrar a puerto ves dos de ésos importantes monumentos: la catedral y el arco de Trajano.

El arco de Trajano es el monumento más importante y el más antiguo.

La catedral se alza en lo más alto de la ciudad vigilando el mar a sus pies. Se erigió donde se encontraba el templo romano dedicado a Venus.

A la mañana siguiente no quisimos abandonar la ciudad sin darnos un paseo para poder admirar parte de sus joyas arquitectónicas.

La Piazza del Plebiscito es el centro neurálgico de la ciudad. Es una enorme plaza rectangular, como se halla en cuesta tiene diferentes niveles conectados por escaleras. Está rodeada de numerosas terrazas y bares. 

En el centro hay una estatua de mármol  del Papa Clemente XII, por ello comúnmente se la llama la Plaza del Papa.

En lo alto de toda la Plaza la Iglesia de San Doménico destaca sobre el resto de edificios, aunque en ella haya numerosos palacios y casas señoriales. Otro de estos edificios es la Prefactura de Ancona y su torre con reloj.

Otras importantes plazas son la Piazza Cavour, que es la más comercial, y la Piazza Roma justo al lado de la fuente de los trece caños, donde los faunos y sátiros escupen su agua. Y la Plaza de la República con el Teatro de las Musas y la Iglesia de Sacramento, con su bonito campanario helicoidal.

Pero no solo en las plazas están los edificios más hermosos, paseando por sus estrechas calles vimos la preciosa fachada de la Iglesia de Santa María de la Piazza, con unos maravillosos bajo relieves.

Las Iglesias de Sant Agostino y San Francesco también llaman la atención por sus bellas esculturas.

Y como no, también hay edificios civiles preciosos como la fachada de la loggia de los mercaderes, donde las virtudes de un buen mercader están representadas con la esperanza, la fortaleza, la justicia y la caridad. La estrechez de la calle y la poca maña de la fotógrafa no le hacen justicia a su maravillosa belleza.

Y aunque hubiéramos seguido todo el día viendo cosas, el viaje apremiaba y paseando junto al mar volvimos hacia las motos.

Pasamos por la Puerta Pía una imponente estructura que fue la antigua puerta a la ciudad, está enclavada junto a los muros que defendían a la ciudad. Construida en el s. XVIII, en estilo barroco, fue encargada por el Papa Pío Vi, de ahí su nombre.

El viaje hasta Civitavecchia lo hicimos sin mayores novedades a pesar de que daban un tiempo fatal. Logramos esquivar por poco el agua y conseguimos llegar al puerto secos y con tiempo de sobra.

Un buen paseo por el puerto deportivo nos dejó ver las impresionantes embarcaciones que allí fondeaban, los enormes cruceros y disfrutar de rincones curiosos.

En el ferry ya de regreso y reunidos con la mayoría del grupo, las tertulias comentando las aventuras y desventuras de unos y otros nos hicieron el trayecto más corto y ameno.

Gracias a mis compañeros de viaje, Jesús, Antonio y Juantxu, mis tres mosqueteros porque me han cuidado y ayudado en todo lo que han podido. Todo ha sido más fácil y divertido con ellos.

Gracias a los componentes de todo el equipo nacional porque estar con ellos es siempre un placer.

Gracias a todos los participantes internacionales del evento por compartir experiencias a pesar de no hablar el mismo idioma.

Y sobre todo gracias, gracias a mi motero favorito que me lleva y me trae, me pasea y ¡me aguanta!.

ME ENCANTA VIAJAR Y SI ES EN MOTO MAS.








 









 









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