Semana Santa 2017
El escritor Saint Exuperie dijo “El sol le hizo tanto el amor al mar que acabaron engendrando Córcega”.
Casi en la frontera ya se nota el denso tráfico, por lo que decidimos cruzar por autopista y seguir por ella hasta adentrarnos un poco en Francia.
Hasta Marsella hay una buena tirada y vamos a parar a dormir en Toulouse, para hacer el viaje más llevadero. Tenemos que estar en el puerto a las cuatro y media por lo que tampoco nos podemos dormir.
Pasamos Francia cruzando bellos pueblos como Tarbes y estupendos paisajes de campos súper floridos. Llegamos a Toulouse a una buena hora para tomar algo y cenar. Hacía tan buen tiempo que estaba todo el mundo en la calle y eso que es Francia.
A la mañana siguiente dirección Marsella, casi siguiendo el mismo rumbo que el Canal de Midi, que une Toulouse con el mar Mediterráneo. Es un canal muy grande, en muchos puntos navegable y hay hasta algún barco que es restaurante y alojamiento.
Nos acercamos al mar Mediterráneo y como siempre su color y su calor lo hacen maravilloso.
En el puerto nos reunimos con Rocío y Emilio, y algún compañero de Motodes, un tentempié rapidito para atenuar la espera y después de un par de horas por fin subimos al ferry dirección Córcega.
Montamos un picnic de lo más variopinto para cenar, pero todos los pasajeros hacían lo mismo. La comida de los ferris no suele ser muy buena, ni barata.
Viernes 7 de la mañana desembarco en la isla y al turisteo en moto.
Hoy la ruta será por el norte de la isla, no son muchos km. pero las carreteras por este lado son estrechas, con muchas curvas y el asfalto no muy bueno.
Antes de salir de ruta visitamos Bastia, ciudad con una ciudadela importante, y varios monumentos arquitectónicos que ver, pero lo más curioso son sus calles empedradas y estrechas, de ciudad medieval.
Vamos por hermosos paisajes y vistas al mar hasta Sant Florence. Destacar su ciudadela que se adentra en el mar y que aquí empieza la región de los vinos corsos. Aunque la isla entera tiene un montón de viñedos.
Curveando llegamos hasta Century Port por toda la costa disfrutando del bello paisaje. Este pueblecito pescador tiene fama de tener la mejor langosta de la isla. Nosotros no la probamos, pero alguno comió lo que allí llaman araña de mar, que es nuestro centollo.
Cruzamos pueblos interesantes, y maravillosos miradores. El que más nos gusto fue un molino en la costa que cuando subías a él divisabas unas vistas impresionantes.
Después de comer dirección hasta la punta más al Norte de la isla Cap Corse, que allí dormimos, después de dar un paseo por el pueblo y tomar algo, al hotel a cenar que como estamos en Francia a las 8.30 ya casi es tarde.
Tertulia un rato pero a la cama a las 12 que mañana hay que madrugar y es una ruta larga.
Salimos dirección Bastia para enfocar la ruta hacia el centro de la isla y cruzar al lado oeste. Si ayer todas las playas eran de piedra, hoy veremos de todo al principio playas de piedra, luego una mezcla de piedra y arena y al final cuando lleguemos al otro lado playas de arena finísima, todas ellas preciosas, pero lo más bonito el color del agua, en unos lados azul turquesa y en otros mezclados con el verde esmeralda y al fondo un agua transparente digno de las playas caribeñas.
Bonito pueblo empedrado y todo en cuesta, donde más vale dejar las motos a las afueras y pasearlo andando. Los embutidos de caza y los quesos de todas clases son lo más representativo de Córcega en cuanto a nivel gastronómico, y aquí se podía comprar y probar de todo ello.
En dirección a Porto Vecchio, que es donde dormíamos, pasamos por un montón de pueblecitos que todos tienen su lado interesante y como siempre preciosos paisajes.
Pasamos bosques de coníferas, prados de innumerables plantas aromáticas, viñedos, olivos…..es naturaleza 100x100.
Porto Veccio lo vimos casi de noche pero su casco antiguo está plagado de numerosas callejuelas con una gran calidez y llenas de numerosos restaurantes y bares en los lugares más inesperados.
En la Iglesia había cánticos corsos religiosos y procesión.
Tiene una bahía impresionante y desde allí a los amantes del senderismo les pilla a un paso el pueblo de L´opedale que tiene un bosque declarado patrimonio de la Unesco con innumerables cascadas y un bonito lago. Quisimos acercarnos pero las rutas andando eran de por lo menos 1,30 H y no nos daba tiempo.
Al día siguiente nos esperaba ruta hasta la tarde y luego al ferry para volver al continente.
Salimos en dirección Bonifacio, precioso pueblo con un Bastión impresionante, un gran puerto, con numerosas fortificaciones a ambos lados de la entrada que lo hacen inexpugnable, preciosas vistas, playas paradisiacas y la curiosa escalera del Rey de Aragón. Tiene 187 escaleras en dirección hacia el acantilado y luego un bonito paseo por debajo de él. Dicen que las tropas del rey de Aragón la construyeron en una noche para atacar la ciudad, aunque en realidad está construida de arriba abajo por los monjes franciscanos para acceder a un pozo de agua dulce que había abajo. Aunque cuesta mucho bajar y subir con el traje de la moto, merece la pena un esfuerzo por lo que ves.
Cervecita después del esfuerzo y a la moto, a comer .Íbamos a comer en Sartene, el pueblo más corso de toda Córcega, según dicen, en el bar de un motero , pero nuestro gozo en un pozo y al ser domingo estaba cerrado. Algunos compañeros hicieron picnic en las mesas de la puerta para dejar constancia de nuestra visita.
Y por la costa con impresionantes vistas y maravillosos paisajes vamos en dirección Ajaccio que es la capital para coger el ferry de vuelta.
La vuelta desde Marsella en dirección a Andorra; porque no se nos habían cansado los ojos de ver tanto paisaje increíble, pasamos por la región de los flamencos, que vimos con las alas rosas desplegadas diciéndonos adiós, viñedos, y toda la campiña francesa tan bonita en primavera.
Andorra no tengo nada que contaros que no sepáis todos, la subida con nieve en un paisaje entre el azul del cielo y lo blanco de la nieve que parecía de cuento, pero no tengo fotos porque la tecnología no es mi fuerte y no sé qué toque en la cámara e imposible hacer fotos.
Al día siguiente salimos en dirección Huesca, ya con mi máquina de fotos en ristre, y luego por los Mallos de Riglos hacia Jaca.
He escrito esta crónica porque me ha encantado la isla, porque me he quedado con ganas de más, y porque me gustaría que si alguno tenía dudas en cuanto a ir, despejarlas porque merece la pena. Es realmente una isla espectacular.
Muchas gracias a Motodes, en especial a Luis y Joana por tan fabuloso viaje, a Emilio y Rocío porque con ellos estas como en familia, a Loreto y Sandokan porque con ellos da gusto ir a cualquier lado y en especial a mi motero favorito que tan bien me pasea por todos los lugares.
Sigo diciendo ME ENCANTA VIAJAR EN MOTO.
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