jueves, 16 de febrero de 2023

N- 2. PORTUGAL

"Todo lo bueno dura lo que se necesita para ser inolvidable" Fernando Pessoa.

La N2 es la columna vertebral de Portugal en cuanto a carreteras se refiere. Comienza en Chaves,  apenas a 10 km de la frontera española, y llega, 738.5km después, a Faro al lado del Océano Atlántico. 

Es la tercera vía más larga del mundo solo por detrás de la Ruta 66 y la Ruta 40.

Trascurre por 11 de los 18 distritos de Portugal, por 8 provincias, 4 sierras, 11 ríos y tiene 35 sellos en su pasaporte.

Llegamos a Chaves bien entrada la tarde por lo que decidimos ir directamente a la Oficina de Información y Turismo en busca del tan ansiado pasaporte. 

Al dirigirnos hacia ella, pasamos por la rotonda donde se encuentra el km 0, cruzamos el puente y seguimos a paso ligero por la calle principal de la ciudad. Luego tendríamos tiempo de ver todo con calma.

Y vaya que si lo tuvimos porque Chaves a pesar de tener una larga historia y bastante patrimonio histórico, esta todo muy cerca y se recorre estupendamente en un par de horas.


Esta ciudad ha visto pasar por sus calles barbaros, visigodos, musulmanes, romanos y varios pueblos más que han dejado allí su impronta. Pero es sin duda su legado medieval el que se conserva por toda la ciudad.

La importancia de sus aguas termales ha sido desde su fundación su bien mas preciado. Y su importancia estratégica hizo que se la conociera como las llaves del reino, de donde le viene su actual nombre.

Con nuestro pasaporte en la mano comenzamos nuestra visita a Chaves. 

La oficina de Información y Turismo se encuentra en la Plaza de Camoes, centro neurálgico de la ciudad.

Esta alojada en los bajos del antiguo Palacio de los Duques de Bragança, su actual aspecto data del s. XVIII, aunque se construyera originalmente en el s. XV.

En la misma plaza se encuentra el Ayuntamiento construido en el s. XV, un edificio de tres alturas, con un balcón presidencial y rematado por un frontón donde se encuentra el escudo de la ciudad y el reloj de la villa.

En la misma plaza se halla la Iglesia de Santa María construida sobre otra anterior del s. XII de estilo románico de la cual solo se conserva el pórtico.

Muy cerca de esta se encuentra la Iglesia de la Misericordia, de estilo barroco de finales del s. XVII. Lo que más llama la atención son sus columnas de granito. El interior debe estar recubierto de bonitos azulejos pero estaba cerrada.

Justo por detrás de la Plaza esta el Castillo del s. XIV,  bueno la torre que queda de él y su muralla.


Vigilan Chaves desde lo alto y desde el Jardín del Castillo, que se encuentra a su alrededor, nos deja disfrutar a nosotros de unas maravillosas vistas.

Hacia el lado opuesto de la ciudad se halla el Fuerte de San Francisco del s. XVII, hoy en día hotel. El exterior esta muy bien conservado.

Comenzamos a bajar en dirección al rio por la calle principal, la rúa Direita, deshaciendo lo ya andando, contemplando las bonitas fachadas adornadas con sus balcones de madera, sus forjas bien trabajadas y algún que otro bonito azulejo.


Y llegamos al puente de Trajano. El monumento más representativo de Chaves.

Este bonito puente de más de 2000 años fue construido por el emperador Trajano para unir Braga con Astorga en la importante vía Augusta, es Monumento Nacional desde 1910.

De sus 18 arcos originales solo se conservan 12 pero su estampa sobre el rio Tamega es espectacular al caer el sol.

Conserva también dos columnas conmemorativas con sus inscripciones. Una, la llamada Padrón de los Pueblos es una lista de los 10 pueblos indígenas que colaboraron en la construcción del puente, los pueblos de la Gallaecia. Y la otra es una columna en honor al emperador Trajano.

Un bonito paseo al lado del rio nos conduce hasta el llamado Paseo Fluvial, que es un camino de piedras que cruza el rio de un lado a otro haciendo posible un montón de risas y de fotos entre los que se atreven a cruzarlo.

Paseando fuimos hasta el bar llamado KM 0 por encontrarse justo en él, allí sellamos nuestro pasaporte y nos hicimos alguna foto con la decoración, toda alrededor del mundo de las motos.

Al día siguiente comenzamos la ruta. 



La primera parte de la mañana la niebla no nos dejo admirar el bonito paisaje, pero en cuanto está se retiro pudimos ver los enormes viñedos encaramados en las laderas de los montes, es un bello paisaje que nos recuerda a la Ribera Sacra. Las vistas son preciosas, las vides perfectamente colocadas dibujan formas en el paisaje.

Nuestro primer sello en Pedras Salgadas. Le siguieron Santa Marta de Penaguiao y  Peso da Regua . Seguimos en esta zona rodeados de viñedos, no en vano fue de aquí en el s.XIII donde se comenzó a distribuir el vino de Oporto.

Habíamos decidido no sellar en todos los puntos porque si no tienes que parar cada pocos kilómetros y queríamos hacer una buena y extensa parada en Lamego, dada su belleza y sus numerosos monumentos. Es la localidad portuguesa con el mayor numero de ellos por metro cuadrado.

Llegamos en día de mercado y el trafico por el centro era un caos, cortes de calles, infinidad de coches y autobuses, un montón de gente. Lo mejor aparcar la moto y ver todo lo que pudiéramos andando.

Lamego, en la margen sur del rio Duero, es una ciudad de tiempos de los romanos. Reconquistada a los árabes por Fernando I se convirtió en sede diocesana, de ahí su numeroso patrimonio religioso.

La Catedral de origen románico tiene también detalles góticos y barrocos.

Pero la imagen de Lamego por excelencia es el Santuario de Nosa Señora dos Remedios. Este se alza en una colina a 600m de la ciudad. Sobre una pequeña capilla demolida en 1568 se comenzó a construir esta impresionante iglesia de estilo rococó.

La fachada es de granito encalado con adornos en puertas y ventanas.

En su interior los bellos azulejos azules y blancos tan típicos portugueses cuentan la historia de la Virgen.

A posteriori en el siglo XIX se construyo lo que más llama la atención: la preciosa escalera en zigzag de 686 escalones rodeada de esculturas, adornos de granito, jardines y bonitos dibujos en azulejos. Merece la pena una tranquila visita.

En la Plaza el Museo de Lamego ocupa un precioso palacio del s. XVIII antigua sede de los obispos.

Con el intenso calor que estábamos pasando, no pudimos sino sentarnos en una tranquila y sombría terraza viendo en las alturas los restos del castillo, al cual no habíamos podido acceder por culpa del trafico.

Seguimos la ruta y seguimos sellando, esta vez en Castro Daire.

Y llegamos a Viseu, una de las ciudades más antiguas de Portugal. Enclavada entre tres sierras  e innumerables viñedos, tiene en su núcleo urbano varios parques y son muchas las flores que adornan sus plazas y calles, por todo ello es conocida como la ciudad jardín de Portugal.


En la Plaza de la Republica, centro neurálgico de la ciudad, esta el Ayuntamiento además de otros  edificios importantes. También es sitio de reunión, con un amplio jardín y terrazas a la sombra de los arboles, por ello decidimos comer y refrescarnos allí, antes de conocer la ciudad. Unas preciosas vistas de la Iglesia de los Terceros de San Francisco, del s.XVIII, en lo alto de una bonita escalera, nos acompañaron durante el almuerzo.

Ya recuperadas las fuerzas, comenzamos la visita. De camino a la Catedral en Largo de Misericordia  podemos ver la Fuente de las tres Bicas (tres chorros), un bello monumento barroco.

Llegamos a la Plaza de la Misericordia, un bonito enclave que alberga la catedral, la iglesia de la Misericordia, el museo Grao Vasco, el paseo de los cañones y un bello crucero de granito.

La catedral es un edificio con aspecto de iglesia fortificada. De sus dos torres, la del reloj es del s.XIII y de estilo románico y gótico y la otra es posterior del s.XVII. En su interior el retablo con tallas doradas y sus grandes bóvedas bien merecen un vistazo. Así como el claustro con bellos azulejos en todo su alrededor.

Enfrente esta la Iglesia de la Misericordia llama sobre todo la atención su blanca fachada de estilo rococó,  y sus dos grandes torres campanario.

Dentro destacan sus tres retablos neoclásicos en blanco y dorado y el grandioso órgano de tubos.

Paseando por sus calles de trazado medieval puedes observar infinidad de museos, iglesias y bellos edificios, no en vano estuvo poblado por romanos, suevos, visigodos, musulmanes... y todos ellos fueron dejando su impronta.

Podemos ver trozos de la muralla alfonsina, llamada así por haberse construido durante el reinado de Alfonso V.

La ciudad tuvo siete puertas, todavía quedan dos en pie y restos de otro par de ellas.

Viseu además es un museo en sí misma, sus calles están plagadas de pinturas en las fachadas, de bonitos murales de azulejos y de adoquines adornados.

Pases por donde pases puedes ver sus enormes murales, ya que 2017 el arte se lleva a la calle en la primera quincena de mayo. Y las pinturas van proliferando en las fachadas desde entonces.

No te cansas de pasear por sus calles estrechas y empedradas donde en cada esquina hay un pedazo de historia.

Entre Viseu y Tondela la carretera discurre entre pequeños pueblos encantadores, montañas y puentes que cruzan ríos a los cuales vamos paralelos.

Tondela  es una bonita ciudad de calles empedradas situada junto al rio Dao. Fue en su momento una ciudad sanatorio para curar la tuberculosis ya que debido al aire puro de la montaña hubo allí más de una docena de clínicas. Las construcciones, muchas barrocas, nos dejan ver el buen estado económico de los que allí residían. La fuente de la Sirena, del s.XVIII, coronada por está tocando un cuerno y en su frontón luciendo el escudo real es una buena muestra de ello.

Seguimos ruta entre el rio Dao y el rio Mondego divisando bellas playas fluviales y rincones de baño que mucha gente disfrutaba dado el calor que hacia. Santa Comba Dao, Mortagua, Penacova....

En las orillas del rio Mondego pudimos ver la tan famosa Livreria que no es sino un monumento natural formado por lechos de cuarcita erosionados por el tiempo dispuesto verticalmente como si de libros de tratase.

Y ya a media tarde agobiados por el calor llegamos a Vila Nova de Poiares. Una visita al famoso Bar Central donde además de sellar y hacernos unas fotos con la decoración, nos refrescamos por dentro y por fuera. El camarero muy majo nos gestiono la búsqueda de un hotel y allí nos quedamos.

En la Plaza todo gira en torno a la N2 y hay un par de inmensos grafitis uno de la carretera y otro con la ruta. Unas cuantas fotos, un paseo y luego a cenar algo típico y muy famoso en este pueblo: la chanfana. 

Vila Nova de Poiares no deja de ser la capital de este plato, según nos contaron ,y por tanto no puedes irte sin probarla. Una humeante cazuela con un guiso de cabra, vino y especias, que nos gusto mucho más de lo esperado. Va acompañado de patata y algo parecido a los grelos.

La siguiente jordana empieza muy bien con día estupendo y una ruta por la sierra rodeados de arboles y vegetación.

En todos los pueblos se puede sellar en los cuarteles de los bomberos voluntarios. Estos son los grandes héroes del país. Superan en número al cuerpo profesional, suelen ser vecinos de la zona que reciben una formación pero que en la mayoría de los casos se tienen que pagar hasta su propio material. Están sobre todo en los pueblos del interior y se han tenido que hacer cargo, además, de numerosas funciones como el traslado de enfermos crónicos y el servicio de urgencias. Era, según dicen, una cuestión de necesidad. Donde no llega el Estado, hay están ellos, y en casi todos los pueblos hay bellas esculturas en su honor. 

Les visitamos en más de una ocasión para el sello y su amabilidad fue siempre excepcional.

Al lado de la carretera un montón de playas fluviales en el rio Zezere nos hacen pasar una sana envidia

El último tramo de sierra nos lleva por una sinuosa carretera hasta los 600m de altitud donde se encuentra el Centro Geodésico de Portugal. Es el centro exacto del país. Un monolito blanco y negro así lo atestigua. 

Las vistas de los valles de alrededor son impresionantes.

En Sardoal la carretera comienza a ancharse y hacerse más recta, el calor también va en aumento. 

En Abrantes además de refrescarnos un poco, decidimos visitar su castillo. 

Éste corona la villa desde la orilla derecha del rio Tajo.

El castillo construido con roca de mampostería servía de refugio para los habitantes del pueblo en caso de ataques, ya que toda la vida se hacia extramuros.

Construido en el s. XII sufrió a posteriori numerosas reformas. Los únicos restos medievales que se conservan son el parapeto, el pórtico de armas y el bloque de detención o torre del Homenaje, de la qué ya solo existe un piso de los tres que tenía.

Pero de dicha torre lo que más llama la atención es que se encuentra en mitad de la explanada del castillo, no adosada a ninguna puerta o torre.

Una amplia sección de muralla se aprovecho para construir el Palacio de los Condes de Abrantes aunque solo se conservan restos y la arcada principal.

También dentro del castillo, en la enorme explanada que es su patio, esta la Iglesia de Santa María do Castelo con un bonito interior decorado de azulejos.

Indudablemente las vistas hacen que merezca la pena el acercarte hasta allí.

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Poco después cruzamos el Tajo y el paisaje ya cambia por completo y ya no estamos entre montañas ni entre bosques solo olivos y alcornoques y el calor aumentando.

Divisamos el embalse de Montargil y la N2 discurre paralela a su orilla, las vistas de sus aguas y de los deportes que en ellas practica la gente nos acompaña durante un rato.

Comenzamos a pasar por los bonitos pueblos alentejanos con fachadas blanca y amarillas, en otros fachadas blancas y azules. 

Y así entre unas cosas y otras llegamos a Ciborro donde se halla el km 500 de la ruta. Junto al mojón del punto kilométrico hay un gran panel donde los amigos de la N2 van dejando sus pegatinas o sus firmas debajo del "Eu estive aquí".

Con un inmenso calor llegamos a Alcaçovas, allí teníamos que parar casí obligadamente para ver el Paço dos Henriques. Este Palacio fue la residencia real en el s. XIV. En el se casaron Manuel I de Portugal y la reina española Isabel I, poniendo fin a la guerra de sucesión en Castilla.

En el interior del Palacio había una exposición de cencerros y todo lo que conlleva su construcción.

Después de verlo un poco por encima, la chica encargada de la taquilla nos acompaño al Jardín y la capilla situados en un patio cerrado en el exterior del Palacio.

Vale la pena hacer una parada a verlo, el edificio de la capilla, los jardines y todas sus paredes están cubiertas de conchas, la guía muy amable nos explico, en un más que correcto castellano, de donde venían y de que clases eran,  porque hay conchas de todos los colores y de todas partes del mundo.

La visita cuesta 2 euros que son más que merecidos.

Llegamos a Ferreira do Alentejo y tras sellar decidimos buscar alojamiento allí mismo. En la entrada lo primero que vimos fue la famosa Capilla do Calvario, un templo circular con cobertura en forma de dosel.

Aquí todo es blanco, amarillo y azul, reina un silencio inusitado en sus estrechas calles llenas de naranjos.

Encontramos un lugar super curioso para alojarnos en pleno centro del pueblo. Una casa original con cachivaches, decoraciones rocambolescas, capilla, piscina, unas habitaciones de lo más curiosas, y un trato super amable y familiar por parte del dueño. No soy dada a hacer recomendaciones pero en este caso por su originalidad y la amabilidad en el trato "Patio das Andorinhas" bien se merece una reseña.

En el patio, lugar sobre el que se centra toda la casa, se reúnen por las noches los huéspedes, los amigos y todo el que se quiera apuntar a tocar la guitarra y a cantar, es un lugar de tertulia donde las veladas pasan lentas o rápidas depende del punto de vista, pero siempre alegres y acogedoras.

A la mañana siguiente en Aljustrel decidimos para a ver el famoso Molino de Maralhas. Construido en el s. XIX estuvo en funcionamiento hasta los años 70.

Desde allí las vistas son espectaculares y al otro extremo en la colina opuesta, la bella Ermita de Nuestra Señora del Castillo una pequeña iglesia azul y blanca con una infinita escalera que baja hasta el pueblo.

En Castro Verde nos metimos hasta el centro del pueblo en busca de la Casa de Doña María, un edificio con una arquitectura muy especial y diferente. El trafico por el centro era caótico, calles estrechas, en algunas mercado, una foto desde la moto y poco más.

Continuamos por carreteras rectas llenas de olivos, eucaliptos y pinares y tras cruzar Almodóvar comenzamos a pasar por la sierra do Caldeirao. Aquí ya hay curvas y vegetación abundante. Comienza otra parte de la ruta.

Los últimos 70 km. son muy divertidos, dicen que hay 365 curvas, una por cada día del año.

Al cruzar el país de Norte a Sur es lo que tiene, hay muchos cambios de paisaje, muchos cambios de carreteras, hay variedad de todo.

En Sao Bras de Alportel comenzamos a ver el mar.

Y en nada llegamos a Faro. Final de la N2 y por tanto de nuestra ruta.

Es la capital del Algarve. La zona más antigua esta al lado del mar y por supuesto también la más animada. 

Por el interior de su muralla, que se remonta a la época árabe, las calles son empedradas y las plazas pintorescas.

El Arco da Vila es un arco barroco construido sobre otro árabe y que nos conduce a la ciudad vieja.

En la Plaza Largo da Se se encuentran la catedral antigua, el Palacio del Obispo y el Ayuntamiento.

La Rua de San Antonio es la calle comercial y la de Conselheiro Bivar la de bares y restaurantes. El ambiente siempre en Faro suele ser de lo más animado.

Una buena tarde paseando por la ciudad, disfrutando de su paseo al lado del mar y sus bellas estampas marineras.

Como no podía ser de otra forma hicimos la ultima visita a los bomberos voluntarios para tener también su sello y con los bonitos colores anaranjados y ocres de la puesta del sol sobre el mar, buscamos un sitio donde deleitarnos con la rica cocina del Algarve. 

Y con una típica cataplana para cenar nos despedimos de la N2.


Pero no de Portugal porque habíamos decidido volver por su interior. Por carreteras curveadas, desiertas y con bellos paisajes llegamos a Mertola desde donde hay una bella vista del rio Guadiana.

El origen de esta localidad se remonta a los fenicios cuando crearon aquí un puerto fluvial  y luego han pasado por ella numerosos pueblos, debido a su posición estratégica cerca de la frontera. El precioso castillo y las murallas protegían desde la altura este lugar comercial, por su gran valor táctico se ha ido ampliando y reconstruyendo a través de los siglos hasta que en el XVIII se fue abandonando.

Seguimos por la N625 y luego, ya acercándonos a España, hasta Barrancos la capital del "presunto" portuguesa. Entre dehesas habitadas por cerdos ibéricos nos aproximamos a la provincia de Salamanca y desde allí ya en nuestro país volvimos a casa, acalorados pero satisfechos de todo lo visto y de la bonita ruta que habíamos hecho.

Muchas gracias a Kikon Escudero por sus recomendaciones.

A nuestros compañeros de aventuras José y Loreto.

Y por supuesto a mi motero favorito que tan bien me pasea.

Sigo diciendo y espero qué por mucho tiempo:

ME ENCANTA VIAJAR EN MOTO.


 









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