domingo, 29 de marzo de 2020

PUEBLOS MEDIEVALES EN OCCITANIA

"Todos los viajes tienen destinos secretos sobre los que el viajero nada sabe"  Martin Buber


Nos habían propuesto desde Motodes aprovechar los días de Semana Santa para hacer un viaje por parte del Mediodía francés. Como nos parecía un bonito viaje, del grupo deauvillero desde el norte iríamos cuatro parejas y otras tres del Levante, que nos sumaríamos a los demás participantes, formando un bonito grupo.


No sabíamos de verdad la belleza del viaje hasta haberlo finalizado.
La preciosa campiña, las zonas más rocosas con carreteras estrechas y sinuosas jalonadas de innumerables castillos y bellos pueblos, casi todos medievales que nos transportan a otras épocas. Los quesos, patés y foie-gras. En fin, un conjunto de colores, olores y sabores que han llenado nuestros sentidos durante estos estupendos días.

Habíamos quedado con el resto del grupo en Andorra, para dormir allí y a la mañana siguiente salir ya todos juntos en dirección a  Francia.

En Andorra, ya todos sabéis lo que hay, después de dar un paseo para estirar un poco las piernas, quedamos con unos cuantos compañeros para cenar.
Unas buenas pizzas y una ensalada de achicoria, que es muy típica de esa zona, pero a mi no me gusto especialmente.

A la mañana siguiente salimos hacia Francia. La bajada hasta el país vecino es espectacular, sobre todo si esta como en esta ocasión nevado.

Había mucha gente todavía aprovechando la temporada de esquí.
Cruzando los bonitos pueblos franceses a pie de los Pirineos, nos dirigimos hasta Foix, nuestra primera parada.

Foix es una localidad en la región de Occitania.
Uno de sus monumentos más destacados es el castillo de los Condes, data del siglo XI aunque sus tres torres son posteriores, una del siglo XII, otra del XIV y la otra del XV.

Esta situado en lo alto de una peña vigilando la ciudad.



Es uno de los muchos lugares que visitamos asociados al catarismo.
Este es un movimiento religioso de carácter gnóstico en el cual afirmaban la dualidad creadora (Dios y Satán). El mundo espiritual creado por Dios y el material por Satán, por lo que promulgaban el rechazo a todo lo material.
La Iglesia católica considero esto como una herejía y busco el apoyo de la corona francesa para acabar con ellos. A finales del siglo XIII pasaron a la clandestinidad y poco a poco se extinguieron.
Muchos pueblos y ciudades de esta ruta están influenciados por el catarismo ya que en el siglo XII arraigo profundamente en esta zona del Mediodía francés.

A  escasos 50 km estaba nuestra segunda parada en la bonita bastida de Mirepoix.
Una bastida es una ciudad de repoblación, amurallada y estructurada urbanísticamente en torno a una plaza central. Sus calles se ordenan formando cuadricula, de forma horizontal y perpendicular.

La ciudad conserva su aspecto medieval de finales del siglo XIII.
Se encuentra envuelta dentro de una muralla, pero lo que más llama la atención es su gran plaza central, conocida como la Plaza de los Porches.
Es una preciosa plaza rodeada de porches y soportales de madera y casas con entramados coloridos.

La madera, el ladrillo, la pintura, las tejas hacen de la plaza un maravilloso escenario de cuento, acentuado aún más por el bonito tiovivo que había.

La catedral se encuentra al lado, es en parte románica y en parte gótica. llama la atención su enorme nave central con mas de 20 metros, lo que la convierte en una de las más amplias de Europa.

El sol ya comenzaba a acompañarnos en el viaje, lo cual se agradece, aunque la temperatura no era muy elevada.
Nos acercábamos al mediodía y a la bella ciudad de Carcassonne.
Carcassonne se divide en dos partes bien diferenciadas por el río L´Aude. A un lado esta la bastida de San Luis y al otro la Ciudadela medieval.
Aunque pasamos por monumentos muy bellos como el Baluarte de San Marcial y el Jardín del Calvario, la catedral de Saint Michel o la puerta de los Jacobinos, no detuvimos nuestras motos porque hoy visitaremos la ciudadela.
Para llegar a ella cruzamos el río por el puente nuevo dejando a nuestra derecha el estupendo Puente Viejo (siglo XIV) hoy solo peatonal.

Carcassonne ha estado habitado desde la Edad Antigua. Estuvo protegida por una muralla, pese a lo cual ha sufrido numerosas conquistas. Desde el siglo XIII tiene la apariencia de fortaleza. Pero de la original se conservan solo vestigios.

En el siglo XIX se toma conciencia del deterioro sufrido por la ciudad  a consecuencia de las innumerables batallas allí libradas y comienza la restauración del conjunto, convirtiéndose en uno de los más bellos ejemplos de arquitectura medieval.
Accedimos a la ciudadela por la puerta Narbona, con sus dos bellas torres y su puente levadizo.

Dentro de ella hay numerosos monumentos y museos, pero el más destacable es el castillo Condal.

Construido entre los siglos XII Y XIII sufrió numerosas modificaciones hasta llegar a la apariencia que hoy presenta.
Desde el patio de armas se aprecia el torreón.

Nos dimos un buen paseo por su interior, subiendo y bajando escaleras.
Admirando todas sus salas.

Las bellas cubiertas de madera.
En fin un viaje a otros tiempos que tu imaginación recrea sin problemas.

Desde el castillo podíamos divisar la cercana Basílica de Saint- Nazaire, antigua catedral.

La Basílica es la iglesia más antigua de la ciudad y para muchos la más bonita. Ostento el titulo de Catedral aunque posteriormente lo perdió en favor de Saint- Michel en la parte nueva de la ciudad.

Se nos había echado la hora de comer encima, y como además nuestro grupo era grande para encontrar fácilmente un lugar donde reponer fuerzas, improvisamos un picnic allí mismo en el parking, antes de coger las motos para dirigirnos a nuestra siguiente parada.
Por el camino en la D-101 , a la orilla de un pequeño río, y debajo de uno de los innumerables castillos que íbamos pasando, paramos a tomar un café con unos dulces de la zona, en un acogedor café.


El camino por pequeñas carreteras hasta Castres se nos hizo muy ameno, contemplando los bonitos paisajes que nos acompañaban.


Castres es una bonita ciudad cuyo nombre significa plaza fortificada. La cruza de norte a sur el río Agout, en cuyas orillas están las casas de colores, antiguas casas de curtidores y tintoreros, que hacen tan conocida a la ciudad.


 Dando un paseo por los muelles para observar bien todas las bonitas casas se llega a otro lugar importante de la ciudad, el Palacio episcopal, hoy museo de Goya y dedicado a nuestro famoso pintor.


Siguiendo el curso del río se llega a los jardines del Obispado con bonitos parterres que sin embargo se nota que han tenido mejores tiempos.

El hotel donde nos alojábamos tenia un toque muy francés, con un bonito patio interior lleno de plantas, y en las escaleras y habitaciones esculturas y cuadros que le dotaban de un especial encanto.

A la mañana siguiente en la Plaza principal, al lado del hotel había mercado, las frutas y verduras tenían un aspecto estupendo, pero lo que más me llamo la atención fue un enorme puesto de ostras.

Con el sol a nuestro lado cruzamos campos y pequeños pueblos como Lautrec, por los que parecía no haber pasado el tiempo, para llegar a Albi.
Albi, conocida como la ciudad roja por la mezcla de ladrillo y piedra arcillosa utilizada en todas sus construcciones. Fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 2010.
Entre sus monumentos destaca la catedral de Santa Cecilia.

Su construcción se inicio en el siglo XIII y las obras se prolongaron durante dos siglos. Aunque por fuera es austera, en su interior no es así y tiene unos frescos en su bóveda preciosos.
También podemos admirar el coro y la valla de piedra blanca que lo separa.

Tiene un órgano de dimensiones descomunales, del siglo XIII y ricamente decorado.


Al lado de la catedral, esta el Palacio episcopal sede del museo de Toulouse- Lautrec, no pudimos verlo porque había algún evento por el que no nos dejaban acercarnos.
En Albi sus numerosos mercados también son dignos de visitar.
El Puente Viejo del siglo XI es uno de los más antiguos de Francia, y todavía hoy sigue en uso, nosotros lo utilizamos para salir de la ciudad. Desde él se veía una panorámica muy bonita.
Hoy iba a ser un día plagado de belleza y armonía en los numerosos pueblos que íbamos a ver. Buena parte de ellos son de los pueblos más bonitos de Francia.

Así nos acercamos a Les Cordes Sur Ciel. Este es un precioso pueblo medieval emplazado en una colina. Se fundo en el siglo XIII y tuvo un gran auge comercial tras la guerra de los cátaros.

Esta defendido por una doble muralla.
Una vez dentro del recinto se sube por una empinada calle flanqueada de bellas casas de piedra con entramados de madera.

El mercado cubierto con su pozo de mas de 113 m excavado en la piedra y sus enormes columnas y techumbre de madera, nos esperaba arriba.

La puerta del Ganador.


La Iglesia de San Miguel.

Las tiendas de artistas y artesanos.
Las bellas mansiones góticas.

Todo en este pueblo es bello. Cada uno de sus ladrillos, de sus piedras y rincones merecen ser fotografiado.
Con mucha pena de dejar este bello pueblo pero con la curiosidad de ver el siguiente nos encaminamos hacia Najac.
De hecho nos gusto tanto que años después volvimos para poder disfrutarlo otra vez, y estaba igual de encantador.
Najac se encuentra en un meandro de la garganta del río Aveyron.

Es otro de los pueblos más bonitos de Francia, entre otras cosas por su castillo del siglo XII.
El pueblo en si es una bastida que creció a los pies del castillo.
Se extiende a lo largo de una calle que serpentea hacia él.

La calle se ensancha en dos puntos: la Plaza del Faubourg, donde se encuentra la oficina de turismo, y la Plaza del Barry con sus bonitos soportales.
Lo mejor es pasear por sus calles y ver las tiendas de los artesanos, las deliciosas callejuelas y sus varios monumentos.
Vimos la Puerta de Pique que formaba parte de la antigua muralla.

La casa del Gobernador, antigua residencia de la administración real.


La monumental Iglesia de San Juan Evangelista que la Inquisición mando construir como condena a los habitantes de Najac por su apoyo a la herejía catara.


Y llegamos al castillo. Esta construido en una colina de 200 m y fuertemente defendido por lo que nunca fue capturado. No pudimos visitarlo porque se hallaba cerrado, pero desde fuera se puede apreciar las vistas que tenían de todo el pueblo y parte del valle, desde él.

En las tiendas de productos típicos compramos un poco de paté, un poco de queso, y como los de León somos como Calleja, que vamos con la cecina y el chorizo a todas partes, montamos otro picnic a la sombra del bonito quiosco que estaba en la plaza.

Bien acomodados y con dulces típicos y todo, nos pusimos como el kiko.
Desde allí fuimos hasta el Monasterio de la Cartuja de San Salvador, una bella obra gótica construida a las afueras de la ciudad de Sanvesa en el siglo XV.

No nos detuvimos mucho porque el día de hoy era largo y con mucho para visitar.

El siguiente pueblo, solo con el nombre, ya nos indica lo que vamos a tener. Belcastel.
En el departamento del Aveyron, que es por el que nos movemos, esta la mayor concentración de pueblos más bonitos de Francia.
Es un pueblo muy pequeño pero habitado desde el siglo V, por lo que tiene mucha historia.
El castillo de piedra del siglo XI no le roba protagonismo al bello puente y al conglomerado de casas de piedra que lo conforman.

Por el puente de cinco arcos se cruza a la Iglesia de Santa Magdalena, ambos del siglo XV y mandados construir por la familia Saunhac.

Los pequeños molinos, la zona verde al lado del río...todo llena nuestras retinas y nuestras cámaras de innumerables fotografías.

En apenas cuarenta minutos habíamos llegado a nuestra siguiente parada: Conques.
Es uno de los centros de peregrinación más importantes de Francia. El camino de Santiago pasa por allí y tiene la majestuosa iglesia románica de Santa Fe.

Las torres de la abadía se aprecian desde todos los rincones de Conques.

La espectacularidad del tímpano del pórtico representando escenas del Paraíso y del Infierno.

Sus bonitas vidrieras, su bello claustro, todo ello merece una visita.

Pero lo mejor de Conques es perderse en sus calles, cada una más bonita y que parecen recién salidas de un cuento.

La tranquilidad y el relax te invitan al descanso.
Siguiendo el curso del río Lot descubrimos pueblos maravillosos y aunque todos diferentes, a todos les une el encanto de sus calles, la vida sosegada que se intuye y la amabilidad de sus gentes.

La ultima parada del día iba a ser en la Iglesia fortificada de Rudelle, construida a las afueras del pueblo, sirvió además de para las funciones puramente religiosas para desempeñar labores de defensa durante la Guerra de los Cien Años.


Y con el sol poniéndose nos acercábamos al sitio donde ese día nos alojábamos, Gramat.
Esta en el departamentos del Lot y aunque su historia se remonta al Neolítico, en la Guerra de los Cien Años quedo casi derruida y no volvió a tener importancia hasta el siglo XIX.
No nos iba a dar tiempo de todas formas de ver nada, llegamos ya de noche y en Francia todo cierra pronto menos mal que estaba reservado un pequeño restaurante al lado del hotel para cenar en grupo.

Unos platos típicos de la zona entre los que se encontraba, como no, el pato y pronto a la cama para mañana madrugar

Apenas amaneciendo el día nos pusimos en camino para hacer nuestra tercera y ultima ruta en grupo.
El destino era Toulouse pero parando en otro montón de bonitos pueblos.

Dejamos en el camino bellas ermitas.
Preciosos molinos de piedra al lado del río ...
Para llegar y parar en el bonito Loubressac. El conjunto de la iglesia, el castillo y los bellos tejados de tejas marrones y de pizarra en otros casos forman un conjunto imposible de describir.


Pasear además a estas horas, que no hay más turistas, por sus calles.


Por sus rincones.



Admirando sus escaleras, sus balcones....


A medio camino del siguiente pueblo maravilloso, nos encontramos vigilandonos desde lo alto el castillo de Bretenoux en Prudhomat.

El castillo edificado entre los siglos XII  y XVII domina lo que se llama la región de los cuatro ríos.
Es un claro ejemplo de lo que es la arquitectura militar medieval.
Un buen paseo por sus alrededores y otra vez a la moto.

Otro de los pueblos más bonitos es Carennac.
Esta situado en el valle del río Dordogne y para acceder hay cruzar un puente adornado con flores, que deja una estampa muy bonita.
El castillo de Dean con su imponente fachada.

La Iglesia de Saint- Pierre con un bello tímpano y bonitas vidrieras en su interior.

Pero sobre todo, lo que mas llama la atención, como en todos estos pueblos son los rincones.

Esos rincones con tanto encanto.
Cruzamos pequeños pueblos.
El arbolado nos flanqueaba el camino.
Paralelos a riachuelos que susurraban a nuestro paso.
Carreteras estrechas y sinuosas debajo de la roca....
Preciosa ruta para llegar a un precioso sitio. Rocamadour.
Llegamos a las puertas del antiguo Hospital de Peregrinos, donde se encuentra uno de los aparcamientos y el mirador. La panorámica de la ciudad es increíble, como si de una postal se tratara.

Colgada en la roca en un acantilado al lado del río Alzou, se alza esta bella localidad. Su nombre le viene de la Roca donde están las reliquias de San Amador. Este monje se recluyo allí en una pequeña ermita y tras su muerte el sitio se fue haciendo un lugar de peregrinación cada vez más importante hasta que se llegaron a construir siete santuarios.
Se puede acceder al pueblo y a los santuarios desde abajo o desde arriba. Nosotros elegimos desde abajo y cogimos un tren turístico para dar una primera vuelta.

Los edificios crecen hacia arriba colgados de paredes rocosas.

 La calle comercial llena de tiendas y puertas fortificadas, cruza el pueblo paralela al barranco y asciende hacia el camino de los Santuarios.
Decidimos subir a pie los 216 escalones que te llevan hasta arriba para apreciar la belleza de los paisajes del Parque Natural Regional de Causses du Quercy.

Los santuarios se construyeron unos juntos a otros creando una plaza que en si forma el Gran Santuario.

La Iglesia más grande es la de San Salvador.

Justo debajo esta la cripta de San Amador donde se guardan sus restos.
Pero la más visitada es la pequeña capilla de la Virgen Negra, que se encuentra justo al lado.
                                                                                                   ( foto tomada de Internet)

Esta pequeña figura del siglo XII y por encontrarse el pueblo en el camino de Santiago, hacen del lugar el segundo más visitado de Francia por los peregrinos.
Un hermoso paisaje de rocas, vegetación, y agua nos acompaña, dejando ante nuestros ojos paisajes imposibles de no recordar.
Todavía, por si no fuera poco, nos quedaba la visita a Saint Cirque-Le Popie. Para muchos el más bonito de todos los pueblos, de hecho ostenta el titulo de ser uno de los preferidos por los franceses. André Breton le describió como "una rosa imposible en la noche".
Es inspiración de muchos artistas y así se refleja en los múltiples estudios y galerías que hay en el pueblo.
La armonía y elegancia de toda su arquitectura se alza en el acantilado para vigilar los paisajes protegidos del valle del Lot.
El corazón histórico es peatonal, lo que permite pasear por todo el pueblo y disfrutar de sus bellas casas de piedra, de sus espigados tejados rojos.

Todo el pueblo esta protegido como monumento histórico.
Dominando el pueblo se encuentra la fortaleza medieval, de la cual hoy no queda más que una torre y poco más.
La Iglesia de San Cyr, al que debe el pueblo el nombre y es de estilo gótico.

La Plaza del Sombral donde se instala el mercado desde el siglo XIII, y es una bella plaza rodeada por típicas casas.
Y llevando bellas imágenes en nuestras retinas nos dirigimos hasta Toulouse donde íbamos a finalizar el viaje.
Toulouse es la cuarta ciudad en importancia de Francia. El río Garona la cruza.

La llaman la ciudad Rosa por el color dominante en sus edificios.

En la plaza del Ayuntamiento, centro de la ciudad, esta el Capitolio el mayor edificio rosa de la ciudad. Ante él una foto del grupo al completo para el recuerdo.

Después nos dividimos en varios grupos para cenar y a la mañana siguiente como dice el refrán cada mochuelo a su olivo.
Los de la zona norte cuatro motos volvimos ruteando por carreteras y bonitos paisajes, no teníamos demasiada prisa y nos daba pena acabar el viaje.
Nos faltaron muchas cosas que ver, muchas comidas que probar, muchos pueblos más que visitar....pero nos pareció un viaje muy aprovechado y que nos llenaría las retinas y la memoria de colores especiales durante bastante tiempo.

Muchas gracias a Motodes por organizar tan fabuloso viaje, en especial a Luis, que se lleva todo el curro.
Muchas gracias a Joana que me ha ayudado con las fotos.
Muchas gracias a todos los compañeros por ser tan buena gente.
Muchas gracias a los deauvilleros por ser familia. En especial a Carlos y Amparo que tuvieron que venir en coche pero nos sirvieron de guardarropía en muchos momentos.

Y como no muchas gracias a mi motero favorito sin el que nada de esto seria posible.

Y como ya sabéis ME ENCANTA VIAJAR EN MOTO.




































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