"...aquí se funde la naturaleza y la historia, la altura y la profundidad, la fuerza y la belleza. "
"Aquí se detuvo y rechazo la invasión islámica, aquí se salvo Europa..."
Así describen en la web oficial del Monasterio el lugar de Covadonga.
Después de un montón de meses sin salir con nuestros compañeros de Akerra hemos quedado para hacer una ruta hasta Covadonga, a ver a la Santina y comprar un poco de queso.
La primera parte del viaje fue rutinaria, recogiendo a diversos compañeros a lo largo de diferentes puntos de Cantabria.
Al llegar a Unquera nos desviamos para seguir el curso del rio Cares.
Aquí en Unquera el Cares ya unido al Deva desemboca en el mar Cantábrico, nosotros le íbamos a seguir durante la mitad de su trayecto pero a la contra.
Por la N621 ya sin apenas trafico nos ponemos en contacto con la naturaleza. Y al llegar a Panes nos desviamos a la AS-114 para seguir el curso del rio.
Nos espera una carretera disfutona con suaves curvas y esplendidos paisajes.
Paramos a almorzar en el hotel motero La Molinuca donde nos prepararon unas tablas de embutido y quesos de la zona muy apetecibles. Sobre todo los quesos no os los podéis perder.
El rio pasa con sus aguas cristalinas avanzando por un paisaje de impresionante belleza de vez en cuando atravesado por singulares puentes colgantes que nos permiten contemplarlo en todo su esplendor.
Seguimos el rio avanzando bajo gigantescas peñas y una muy bella garganta.
Llegamos a Covadonga bajo un esplendido sol.
Primero visitamos el Monasterio y la estatua a Pelayo.
El Monasterio acabado de construir en el año 1901 es de un color rojizo que llama la atención entre los verdes y el azul del cielo.
La primera capilla se construyo en el año 740 en el lugar donde cuentan que Pelayo y los cristianos encontraron refugio de las tropas invasoras. Allí se alimentaron de la miel que fabricaban las abejas. Este hecho y la victoria en la batalla que allí se libro se lo atribuyeron a la ayuda de la imagen de la Virgen que se encontraba en aquella cueva. El nombre de Covadonga viene de "Cueva de la Señora"
Ante la Santa Cueva se libró la batalla que seria "una de las primeras piedras de la Europa cristiana" según la crónica real. Allí mismo esta enterrado Pelayo.
Ante los pies de la Santina y debajo del chorrón, el salto de agua que hay justo debajo de la cueva, nos hicimos una foto de grupo para recibir la bendición de la Virgen.
Antes de subir a ver los Lagos paramos a repostar, y como estamos en Asturias quien le dice que no a un buen cachopo!
Tras la comida cogemos la sinuosa carretera que sube a los lagos. La carretera es estrecha, con curvas y rodeada de picos, no en vano están aquí los montes más altos del Parque Nacional de Picos.
Seguimos hacia arriba y llegamos al Lago Enol, más grande y hondo. Tiene hasta 25 m. de profundidad.
Hay otro tercer Lago, pero solo tiene agua en épocas de deshielo.
Entre los dos lagos hay un paseo con pasarelas de madera que nos lleva hasta las mina de Buferrera. Estas abiertas en 1879 para extraer manganeso, hierro y mercurio. Tras varios accidentes y conflictos, y al declararse Parque Nacional se cerraron en 1979.
Ya de vuelta en la bajada, paramos en el monumento a los fallecidos en el accidente de helicóptero que se produjo en 1987. Un niño en una excursión del colegio se perdió, a su búsqueda se unió un helicóptero de la Ertzaintza, a consecuencia de la niebla choco contra una ladera entre ambos lagos falleciendo los 7 ocupantes y los 4 perros de rescate que llevaban. El niño nunca apareció.
Ya con menos niebla el paisaje es embriagador con las verdes laderas, el ganado suelto pastando...
Y desde el Mirador de la Reina los infinitos montes de Picos.
Así poco a poco llegamos a Cangas de Onis.Nos recibe a la entrada la iglesia de la Asunción de bonita piedra rojiza y su campanario con tres pisos.
El símbolo mas importante de Cangas es el conocido como puente romano, a pesar de que su construcción tuvo lugar durante el reinado de Alfonso XI, y la replica que cuelga de él de la Cruz de la Victoria.
Ya era media tarde decidimos volver por donde habíamos venido para acortar la ruta.
Entre casas pintadas de fuertes colores, tan típicamente asturianas, los horreos al lado del camino y el verde de sus prados, volvemos bajo la atenta mirada del Naranjo de Bulnes hasta Unquera.
Ya en Unquera paramos a probar sus ricas corbatas y ya despedirnos para no volver a parar.
Hemos pasado un bonito día y solo deseamos poder repetirlo en breve.
Gracias a todos los compañeros de Akerra que participaron en la ruta.
Gracias a mi motero favorito por pasearme tan bien.
ME ENCANTA VIAJAR Y SI ES EN MOTO MAS.
No hay comentarios:
Publicar un comentario