martes, 19 de octubre de 2021

TURQUIA: el país de los sueños y las sonrisas


"Viajar primero te deja sin palabras y luego te convierte en un narrador" del gran viajero Ibn Battuta.


La Federación Internacional de Mototurismo organiza todos los años unos eventos para promocionar el turismo en diferentes localizaciones internacionales.

Este año el Mototour seria en la costa oeste de Turquía, junto al Egeo, en una bonita ciudad costera Kusadasi.


Aprovechando la ocasión y con las tremendas ganas que teníamos de conocer Turquía decidimos apuntarnos al evento.

Para aprovechar el viaje alargamos unos días más nuestra estancia allí.

Salimos de Bilbao con las maletas repletas de ilusión por la aventura que se nos ponía por delante: atravesar seis países con el inmenso papeleo debido a la pandemia, casi 6000 km de ruta y un montón de idiomas para nosotros desconocidos. La aventura la íbamos a hacer con otros cuatro compañeros. 

Para acortar la ruta por carretera íbamos a tomar el ferry en Barcelona para que nos dejase en Chivitaveccia y salía a las 11 de la noche por lo que teníamos todo el día por delante para llegar.

Pasamos por el embalse de Yesa, tras el verano casi vacío.

Abandonamos después la N-240 por la que veníamos para coger la N-260 y atravesar la comarca del Sobrarbe viendo los preciosos paisajes prepirineaicos.

Por la A-123 vamos hasta Benabarre donde paramos a comer y desde allí por la N-230 fuimos en busca de la A-2 ya para llegar a Barcelona.

La espera en el puerto se nos hizo larga hasta que fueron llegando nuestros compañeros. También nos encontramos con el resto de integrantes del equipo nacional que iban a la prueba.

Al día siguiente teníamos la llegada a las 20.30 h. a Chivitaveccia pero fue más larga la travesía porque no desembarcamos hasta las 12 de la noche.

Durante todo un día tuvimos tiempo de compartir con todos los compañeros nuestras aventuras y desventuras de todo el año. 

Habíamos reservado un hotel al lado del puerto con lo que a la 1 de la mañana ya estábamos en la cama. Mañana debíamos cruzar Italia de " Mare a Mare" para coger otro ferry en Ancona que nos llevaría hasta Igoumenitsa. No eran demasiados km, unos 300 aprox, pero había que estar en el puerto a las 14.30h. para hacer el check in.

Cruzamos Viterbo,  Civitella del Lago....

En Italia en todos los pueblos hay ruinas, preciosas iglesias, castillos....pero en Vitorchiano además de una muralla que rodea el pueblo dándole un aspecto medieval, hay un Moái de 6 metros y totalmente original. Fue tallado en peperino, piedra local, por una familia Rapa-Nui  que visito esta pequeña localidad en los 80 para un hermanamiento entre ciudades. Es la única estatua de Moai fuera de la isla de Pascua.

Y llegamos a Ancona. Fuimos al puerto para hacer el check in y después queríamos dar un paseo por la parte vieja de la ciudad para ver el Arco de Trajano y alguna de sus bellas iglesias, pero la seguridad del puerto cuando entramos ya no nos dejaron salir. No insistimos mucho porque faltaba poco tiempo para el embarque y además se puso a llover.

Allí en el puerto nos volvimos a encontrar con el resto del equipo, hacíamos casi todo el viaje en paralelo.

Desde la cubierta del barco pudimos ver porque a Ancona la llaman la ciudad del Campanille, es una pequeña ciudad sobre un promontorio que da al mar y desde allí podíamos ver los infinitos campanarios que tiene. También a lo lejos quisimos adivinar el arco de Trajano de más de 1500 años de antigüedad.

Unas cuantas fotos y unas risas y luego a contemplar la tormenta desde la cubierta. Los relámpagos y rayos se veían iluminando el cielo a lo lejos pero no caía ni una gota.

Al día siguiente nos esperaba la etapa más larga en moto. Queríamos atravesar toda Grecia y cruzar la frontera con Turquía. Unos 700km. 

Entre que desembarcamos y que en Grecia es un hora más cuando quisimos salir de ruta eran las 12 de la mañana. No teníamos hotel buscado porque dependiendo de como se nos diera el día llegaríamos a un sitio u otro.

Decidimos cruzar Grecia por autopista que aunque más aburrida nos iba a a dar opción de llegar a la frontera anocheciendo.

Hacia mucho calor así que de vez en cuando parábamos a tomar un delicioso café frappe para  refrescarnos y mantenernos alerta.

Cerca de la costa nos sobrevino la puesta de sol y disfrutamos de sus bellos colores tras nosotros.

Llegamos a la frontera turca que tanto miedo nos daba. Nada de trafico y sin problemas, pero aún así con todo el papeleo pierdes un buen rato por lo que nada más pasar como ya eran las 21h decidimos cenar en un bar al lado de la carretera.

Aunque el sitio al principio no nos inspiro mucha confianza todo lo que cenamos estaba exquisito. Le dijimos que de todo un poco de lo típico y  nos puso los meeze (aperitivos turcos a base de salsas y verduras), pide (una especie de pizza turca), kofte(pequeñas albóndigas o hamburguesas) y kebab pero no es como el de aquí, es en una especie de pincho. Nos aconsejo un hotel y dormimos en la vecina Kesan.

A las cinco y poco de la mañana nos despertaron unos canticos, al principio no nos dimos cuenta porque estabamos muy cansados y dormidos pero era la llamada a la oración para los musulmanes. La llamada la hacen cinco veces al día y comienza al amanecer. Los primeros días nos sobresaltaba, despues ya nos acostumbramos y habia momentos en los que los versos que recitaban te sonaban ya como la banda sonora de Turquia.

Bien comidos y descansados nos levantamos con muy buen humor. Todavía nos faltaban 550 km para llegar a Kusadasi  pero ya desde la mañana las risas fueron la tónica general.

En Gallipolli cogimos una barcaza para pasar a Canakkale y desde ahí por carretera disfrutando de los paisajes y de las estampas curiosas.

En Kirkagac paramos a comer. Nos trataron de maravilla y hasta nos pidieron una foto para su Instagram en el local en el que comimos.

Kirkagac debe de ser la ciudad del melón porque además de venderlos en todas sus esquinas, hay una rotonda con un melón gigante.

Como no podía ser de otra forma tuvimos que parar y comprar uno. Jajaja. En la siguiente parada de repostaje nos lo comeríamos tan ricamente.

Y poco a poco fuimos llegando a Kusadasi. El hotel que nos tenia reservado la organización un complejo al lado del mar. Una pasada de hotel que no nos daría tiempo ni a disfrutar pero que tenia dos playas privadas, embarcadero y todo lo que se pueda uno imaginar para pasar unas vacaciones de relax total. No iba a ser nuestro caso porque llegamos de noche y mañana en la ruta íbamos a ser el primer grupo junto a Portugal y salíamos de ruta a las 8.30h.

Nuestra habitación daba al mar con lo que pude disfrutar de una maravillosa puesta de sol.

A las 8.30h en punto estábamos saliendo de ruta dirección Sigacik, este es un pueblo costero de la región de Izmir.

Esta parece ser es una zona a promocionar turísticamente porque había un montón de construcciones. Llegamos al puerto y tras tomar un te rápido salimos en dirección a Urla porque debido a las obras llevábamos retraso.

Nos adentramos ahora por estrechas carreteras, pasando por típicos lugares y pequeñas poblaciones hasta llegar a Urla.

Allí almorzamos y tras este, un pequeño paseo por sus estrechas calles llenas de tiendas.


De típicos cafés.

Con las calles cubiertas de toldos para dar sombra.

Un curioso entramado de calles de lo mas encantador.

Y de allí a la modernidad. Al museo Key del motor. Una colección inmensa de coches y motos. En sus más de 7000 metros cuadrados de exposición se pueden ver más de 170 modelos. Muchos de ellos de hace más de cien años y otros modernos deportivos. Tienen muchos coches a escala, las decoraciones de las diferentes marcas y otras piezas de gasolineras y cosas relacionadas con el motor.


Había muchos coches impresionantes pero lo que más gracia me hizo fue el de Batman y la moto de Robin de los años 60.


Volvimos a Kusadasi y en su paseo al lado del mar, nos hicimos la foto de grupo con todas las banderas de los países participantes.



       

Kusadasi es una ciudad sobre todo turística, su bella playa es un reclamo para los viajeros de los cruceros y para el turismo en general.


Un paseo y das buena cuenta de ello debido al elevado numero de bares, restaurantes y hoteles que vas viendo. Unida a la ciudad hay una pequeña isla con un castillo en su promontorio. 

Pero es sobre todo su corta distancia a las ruinas de Efeso y Miletus lo que la hace un punto de partida y de llegada muy valorado.

En nuestro paseo, y también durante todo el día nos había llamado mucho la atención la gran cantidad de perros y gatos callejeros que había. Nos explicaron que el gobierno les atiende, les da de comer y les esteriliza pero como no siempre es posible se reproducen masivamente. Hay colocadas unas maquinas que a cambio de una moneda de 1 Tl (10centimos) les sirve pienso.

Un poco de relax viendo el mar y a la cama que mañana salimos otra vez temprano.

El día de hoy nos depara muchas visitas culturales pero también  pudimos en nuestra ruta contemplar las ricas cosechas de la zona. Del blanco algodón pasamos al amarillo de los girasoles y luego al verde de olivos y viñedos.

Y vamos llegando a Miletus. Esta fue una importante ciudad de la Antigüedad, estuvo habitada desde la Edad de Bronce y paso por manos de todas las grandes culturas, la griega, la romana, la otomana.

Tenia cuatro templos, cuatro Palacios, un teatro, un estadio, un gran puerto, dos mercados y un senado.

El teatro se encuentra muy bien conservado, tiene 140 m. de diámetro, y con capacidad para 15000 personas es uno de los más grandes que se conservan se observan las decoraciones de los peldaños y se distinguen las zonas donde se sentaban los distintos tipos de personas.


Las Termas romanas fueron construidas hacia mitad del siglo II d. C., constan de varias salas.

El frigidarium o sala de agua fría, donde se conservan dos esculturas una de un león y otra del dios del rio Meandro.

El caldarium, o sala de agua caliente, donde sus muros alcanzan los 15 m. de altura

Tras un bonito paseo contemplando los restos de tan fastuosas construcciones nos dirigimos a Didim. Es otra pequeña ciudad costera y turística pero ese lado nosotros lo dejamos atrás para dirigirnos hacia las ruinas del templo de Apolo.

Didima fue otra ciudad griega y en ella se hallaba el templo de Apolo que atraía a miles de peregrinos. Apolo y Artemisa eran los hijos gemelos de Zeus y Leto  y aunque el templo de Artemissa también se encuentra en las proximidades no existe más que alguna columna.

Este templo data del siglo X a. d. C. Lo más bonito y mejor conservado son sus columnas y algunos tallados en mármol.

Las columnas impresionan por su altura y por su anchura. 18 m. de alto por mas de 2 m de base.

Numerosos tallados, pero llama la atención el de Medusa.

Desde allí y a muy poca distancia, visitamos la casa de la Virgen María.

Cuentan que Jesús le confió a San Juan la guardia de su madre. Tras la crucifixión y con la persecución a los cristianos huyeron a Efeso y construyeron una pequeña casa en lo alto de una colina.

No se sabe cuanto tiempo vivió ni que la paso a posteriori a la Virgen María pero si que este lugar es reconocido por cristianos y musulmanes como la casa de la madre de Jesús. Como tal no es extraño ver también a musulmanes rindiendo respeto a María.

Nada más descender de la pequeña colina llegamos a Efeso.  Allí todo el equipo nos juntamos para la visita porque conseguimos contratar un guía en castellano para que nos explicara bien la ciudad.

La ciudad de Efeso alcanzó durante los siglos I y IV d. C. su mayor prosperidad. Es una de las ciudades de la Antigüedad mejor reconstruida. Con más de 250000 habitantes era la segunda ciudad del Imperio Romano.

Su impresionante teatro del siglo III y II a. d. C. con una cabida para 25000 personas nos impresiona.

La avenida de los Curetes, o sea una calle por la que pasaban los sacerdotes, una calle con un empedrado original desde la que se pueden observar restos de columnas, templos, viviendas....

La Biblioteca. Un centro de estudio y con una biblioteca con más de 12000 rollos de pergamino lo que la hacían una de las más grandes del mundo antiguo.

No se si es una de las más grandes pero si que su fachada es la más bonita que yo he visto.

Con dos filas de 8 columnas donde se alojaban las estatuas de cuatro virtudes impresiona por su grandiosidad y belleza.


Nos sorprende como señalizaban las calles con dibujos para saber que negocios había en ellas.


El Templo de Adriano, las termas, las letrinas, el Ágora.... tanto y tanto que es imposible explicar sin aburrir. 

De allí al hotel donde la organización nos recogería en autobuses para la cena de gala y despedida.


Nuestro pequeño grupo al día siguiente sin prisa pero sin pausa nos dirigiríamos a Pamukkale. Por el camino algunos queríamos visitar las ruinas de Afrodisias ya que no estábamos hartos de piedras.

Allí en Afrodisias, además de las ruinas de la bella ciudad en honor a la diosa del amor, lo más destacable es su colección de escultura. La existencia de una cantera de mármol a poca distancia propicio la creación de un centro artístico.

Afrodisias son unas ruinas que no son tan visitadas y por ello estábamos casi solos haciendo la visita.

Por sus calles empedradas parecía que queríamos oír el atronador paso de los carros y caballos.

Pudimos disfrutar del Ágora.

El Santuario de Sebasteion una obra escultórica hecha en mármol con tres niveles de relieves dedicado al emperador Augusto.


El teatro. Aprovechando una colina se construye en el siglo I a. de C. y luego se amplia hasta 10000 espectadores.

Del templo de Afrodita, la diosa del amor y que le da nombre a la ciudad, solo quedan algunas bellas columnas.


Y el Tetrapilo, el monumento más bello de estas ruinas y que era la puerta de entrada de los peregrinos al santuario de Afrodita.

El Pórtico de Tiberio, la termas de Adriano, de todos los lados se siguen sacando objetos de gran valor. Las excavaciones continúan. Las piezas que extraen las numeran para próximas reconstrucciones.

Desde ahí en poco tiempo nos presentamos en Pamukkale. Tras tomar posesión de nuestro alojamiento y quitarnos el traje de moto, comimos unos platos típicos muy sabrosos por cierto, con berenjena, champiñón y guisaditos diferente a lo de hasta ahora.

Y nos fuimos a la puerta norte del recinto para entrar a visitar Hierapolis y los travertinos. Subimos en taxi porque nos dijeron que si entras por cualquiera de las dos puertas de arriba luego bajas hasta el pueblo, pero si lo haces al revés y entras por la central tienes que subir y volver a bajar. El taxi era como los de las series turcas todo forrado de leopardo y camuflaje .Jajaja.  


Con la intención de usar las aguas termales de las montañas de algodón se construye esta ciudad Hierapolis.

Al entrar por el norte nos encontramos con la inmensa necrópolis casi única en el mundo por el número de sus tumbas y su antigüedad. 

Enormes sarcófagos de piedra y tumbas de diferentes estilos levantados a lo largo de cinco siglos a lo largo de toda una avenida que va a dar a la puerta de Domiciano.

Antes de pasar la puerta están las letrinas y las Termas para desinfección de los visitantes antes de entrar en la ciudad.

Atravesamos la Vía Columnada que va de norte a sur por toda la ciudad.


Al fondo el Templo de Apolo y más arriba el teatro.

La piscina de Cleopatra donde te puedes bañar en las aguas termales sobre columnas y capiteles romanos del antiguo templo.

Y dejamos para el final lo que más llama la atención de este recinto, las piscinas naturales cubiertas por los depósitos calcáreos.

Hay que bajar descalzo para no dañarlas. En alguna zona esta la superficie muy pulida y resbala pero en su gran mayoría es rugosa y lo único que hace es hacerte un peeling natural.

Las aguas turquesas a veces fría y a veces caliente y rodeados de este blanco infinito dan al paseo una agradable perspectiva.

Además nos pillo en pleno descenso la puesta de sol y es un lujo para la vista.

El pueblo lleno de bares típicos con mucha alfombra y farolillo, aprovecha el agua que baja de las piscinas de cal para las piscinas de los hoteles, entra por unas presas y vuelve a salir la sobrante para la siguiente piscina. Así además con las aguas termales el agua de la piscina siempre esta calentita.

Una cena con viandas típicas y una sobremesa con el grupo y mañana rumbo a Estambul.

A la mañana partimos de Pamukkale viendo como los globos sobrevuelan las terrazas de cal, a nosotros el globo nos espera más adelante.

Dia de ruta atravesando estrechas carreteras plagadas de viñedos y anchas autovías con vistas a olivares y a enormes fincas de frutales.


 Las granadas y los higos crecen por doquier.

Y ya entrada la tarde cruzamos uno de los puentes de acceso a Estambul.


Pasamos por lo puentes de arriba y también cruzamos el túnel Eurasia, que pasa por debajo del Bósforo, se inauguro en 2016 para aliviar el trafico de Estambul, es de peaje y esta construido a 106m de profundidad.


Estambul es una ciudad infinita, una de las más grandes de Europa, con casi 16 millones de habitantes y otros cuántos millones de turistas cada año. Se llamo Bizancio, Constantinopla y desde 1930 Estambul. Al tener una ubicación entre dos civilizaciones tan diferentes tiene una gran historia. Fue griega, persa, romana, bizantina, otomana .... En 1923 Ataturk estableció la Republica de Turquía y a pesar de ser un estado laico en los últimos años con Erdogan se han construido una cantidad ingente de nuevas mezquitas, es más megamezquitas, como la de Camlica situada en una colina de Estambul y que es la más grande de toda Turquía. Los minaretes se ven por doquier no en vano la llaman la ciudad de las 3000 mezquitas.

El hotel esta en Sultanahmet, al lado de la Mezquita Azul y de Santa Sofia y así andando o en trasporte publico podríamos movernos por toda la ciudad ya que con el caos laberíntico de sus calles y su inmenso trafico era mejor no mover mucho las motos. Pasamos el Bósforo por debajo y por arriba y tras callejear un buen rato llegamos al hotel.

Una ducha rápida y a tomar nuestro primer contacto con la ciudad.

Un bonito paseo para situarnos, estábamos al lado de la Cisterna, pero estaba cerrada por obras, así nos queda algo para volver. 

Enseguida anochece y los monumentos otomanos se iluminan y todavía se ven más bonitos si cabe.

En una de sus estrechas calles nos sentamos a cenar. Queríamos probar el testi Kebab, una popular receta que se hace en una vasija de barro y luego al servir se rompe para sacarlo. El espectáculo para servirlo fue tremendo, todo acompañado de música y palmas que daban todos los alegres comensales.

Fue mejor el espectáculo que la cena pero la zona más turística es lo que tiene.

El camarero era un sowman y tuvo que salir él también en nuestra primera foto de grupo en la ciudad.

Al día siguiente no teníamos nada planeado pero justo al lado del hotel había una tienda de alfombras en la que sus dueños hablaban perfectamente el castellano, viajaban mucho a España por trabajo, incluso conocían muy bien Bilbao, y nos aconsejaron que ver que no estuviese en el plan de la guía  que teníamos contratada para mañana, y nos asesoraron para llegar hasta allí. La gente es muy amable y muchos de ellos hablan castellano casi perfecto. Nos decidimos a coger el tranvía y así compartir todavía más el buen ambiente de la calle.

Así que nos dirigimos a visitar el palacio Dolmabahce. Este palacio se construyo sobre una tierra ganada al Bósforo para hacer unos jardines de recreo para el sultán en el siglo XVII. A mediados del XIX la antigua construcción se demolió y se construyo el actual palacio, para ser la vivienda de los sultanes.

Es un palacio impresionante. La puerta Imperial causa admiración nada más entrar.

La fachada es neoclásica, de mármol y tiene 248 m.

La fachada del Selamlik también es impresionante, este era el lugar donde se solían tratar los asuntos oficiales y donde se muestra también todo el lujo y riqueza del sultán.

En el salón de estado de 2000m. cuadrados esta la araña más grande del mundo, cuando la enviaron tardaron dos meses en montarla. Pero no es la única araña impresionante, en cada sala nos llama alguna la atención.

La balaustrada de la escalera principal es de cristal.

Tiene 285 habitaciones, 44 salones, 68 servicios y 6 baños turcos. Con una superficie de 14600m cuadrados, es el palacio más grande de Turquía.

Tiene tres bellos jardines y varias construcciones adyacentes por lo que estuvimos casi toda la mañana en la visita.

Queríamos haces el crucero por el Bósforo pero a una hora que ya no hiciera excesivo calor, por lo que decidimos coger el trasporte publico otra vez para acercarnos a la calle Taksim, la de las tiendas.

Si en todo Estambul el gentío es impresionante, al llegar a Taksim ya nos pareció brutal. Pero te vas metiendo en la marea de gente y disfrutas de la originalidad de una ciudad que mezcla sin quererlo tradición y modernidad, turismo occidental con oriental.

Aquí están las mejores pastelerías de la ciudad, con unos escaparates que te invitan a entrar a probar el delicioso baklava.


Pero hasta en los puesto callejeros de zumos te dan ganas de comprar solo con ver lo ordenadito y limpio que lo tienen.

Tras comer en uno de los numerosos restaurantes que hay por allí, dinos un paseo hasta la torre Galata.

Esta es una torre construida en 1348 como torre defensiva y de vigilancia. Las vistas desde arriba deben ser impresionantes pero había una larga cola y no nos iba a dar tiempo de subir.

Así que volvemos a las orillas del Bósforo para hacer el crucero. El Bósforo comunica el Mar Negro con el Mar de Mármara y separa Europa de Asia.

Merece la pena un paseo con el barco para admirar los bellos palacios y mansiones en la costa europea y las impresionantes mezquitas en la asiática.


El castillo Rumeli, construido dominando el estrecho, con sus torres y murallas nos vigila a nuestro paso.


Había numerosos barcos celebrando bodas y despedidas. En cuanto comenzó a atardecer iluminaron los puentes con un juego de luces rojas y blancas preciosos. Se nos hizo super ameno el crucero.

Después un buen paseo para acercarnos a Sultanamet a cenar, nos deja ver bonitas fuentes (que aquí en Estambul hay por doquier), calles iluminadas, tiendas de todos los productos. Es la ciudad que nunca se detiene.


También hay numerosos sitios donde limpiarse porque para entrar a rezar hay que purificarse.

Hoy, aconsejados por nuestro amigo de las alfombras, si cenamos muy bien y luego nos invitaron a un chupito del famoso raki.

A la mañana siguiente vino a buscarnos nuestra guía para llevarnos a conocer varios monumentos otomanos imprescindibles.

Comenzamos por el que más cerca teníamos que es Santa Sofia. Esta era una antigua basílica ortodoxa, convertida en mezquita, luego en museo y hoy vuelve a ser mezquita.

Durante mas de mil años fue la Iglesia más grande del mundo. Su asombrosa cúpula tiene 33m de diámetro y 56m de altura.


En la nave central multitud de ventanas iluminan este impresionante espacio totalmente forrado de mármol.

Los medallones tienen inscripciones en oro con los nombres de Alá, y Mahoma y tienen un diámetro de siete metros.

El mosaico de la Virgen y el niño de la cúpula han sido tapados con telas para no ser vistos desde que en 2020 volvió a ser mezquita. 

A las galerías superiores no se podía acceder, por lo que el único mosaico que pudimos admirar era el de la puerta de salida, que representa a la Virgen con el niño y dos emperadores con ofrendas.

Siguiendo nuestra visita pasamos por las inmediaciones de la Mezquita Azul, cerrada por restauración, otra buena excusa para volver!

Visitamos el palacio Topkapi. A mediados de siglo XV se ordeno la construcción de un palacio gubernamental mirando al Mar de Mármara y al cuerno de Oro.

El palacio fue ampliado en varias ocasiones llegando a vivir en el hasta 5000 personas. Con más de 700000m. cuadrados tiene cuatro patios y numerosos edificios en su interior.

La impresionante entrada principal nos conduce a un enorme patio o jardín, donde se hallaban los arsenales y vivía la guardia.

Por la puerta del medio, flanqueada por dos bonitas torres donde vivía el verdugo se accede al segundo patio.

Aquí también esta la Iglesia de Santa Irene, es una pequeña iglesia del s.VI que nunca fue transformada en mezquita. Hoy suelen hacer conciertos de música clásica por su acústica.

En este segundo patio se halla la sala de gobierno, donde se reunían los administradores. Una curiosa ventana preside la sala y es que a veces el sultán les expiaba por ella, como no se le veía no sabían si estaba o no por lo que nunca hablaban mal de él.

Después de atravesar la que llaman la Puerta de la Felicidad, era llamada así porque solo la cruzaban los que tenían permiso del sultán, llegamos a los espacios más privados del Sultán, sus dependencias, el tesoro, la sala privada, el museo de trajes y la sala de audiencias.

En el cuarto patio esta la sala de circuncisiones  y el balcón de Ibrahim, situado alrededor de una bella fuente, hoy vacía y con unas estupendas vistas al Bósforo.

Y tras esto una parada para el almuerzo. Degustamos unos ricos meeze y algún otro plato típico que nos faltaba como los manti, exquisitos raviolis turcos, o la berenjena rellena.

De ahí al Hipódromo. La calle que rodea la plaza corresponde a la antigua pista pero el anfiteatro fue destruido para levantar la Mezquita Azul. El Obelisco egipcio del Faraón Thutmosis III se trajo en el s. IV. Construido en granito rojo media 60m. de altura. Se rompió y solo se instalo uno de los tres trozos sobre una base de mármol y hoy mide en total 25m. Haceros una idea de la magnitud del obelisco original!!

Y llego la hora de las compras!! Así que al Gran Bazar. Este mercado cubierto es un laberinto de calles con más de 4000 tiendas en las que trabajan cerca de 20000 personas. 

La guía tenia reparos en dejarnos solos por si nos perdíamos pero al final la convencimos para que aquí acabase su jornada de trabajo y pudiéramos callejear solos.

Nos dejo en la puerta 1 cuya calle principal tenia todo tiendas de joyas. Pero enseguida nos fuimos dispersando por sus callejuelas estrechas viendo tiendas de lo más variado. Es un reflejo vivo de lo que es la ciudad : agricultores, turistas, estudiantes, trabajadores, oportunistas, mujeres con minifalda y otras tapadas por completo. Un hervidero de gente que en poco tiempo nos agoto.

Nos dirigimos hacia el hotel porque nos iba a venir a buscar un minibús para acercarnos al aeropuerto . Habíamos decidido volar a Capadocia y dormir allí para al amanecer volar en globo sobre las preciosas formaciones rocosas.

Capadocia o tierra de caballos bellos tiene unas formaciones únicas en el mundo, son formaciones de origen volcánico que por la acción de la erosión han ido adoptando tan bellas y curiosas formas.

Nuestro hotel de Goreme, era una construcción medio en las cuevas medio construida, pero un alojamiento con mucho encanto.

A las cinco de la mañana con algo de frio y casi legañas en los ojos nos montamos en el minibús para ir a la zona desde donde salen los globos. En un descampado a las afueras del pueblo se veían los fogonazos de los globos que habían comenzado a hincharse.

El desfile de minibús y furgonetas hacia diferentes lugares de las afueras nos indicaban que iba a ser un día de muchos vuelos.

A medida que el globo se iba hinchando a nosotros se nos iban despegando más y más los ojos. Varios globos se hinchaban alrededor nuestro, cuando por fin nos dijeron donde montar.

Hacíamos el vuelo 18 personas con lo que el sitio en la barquilla era un poco reducido pero no lo suficiente como para no poder mirar desde ambos lados.

El calorcito de los quemadores nos venia muy bien porque en cuanto comenzamos la ascensión se notaba más y más frio.

Comenzamos la ascensión cuando ya había globos volando y otros se preparaban para despegar.

Sobrevolar las preciosas formaciones geológicas que conforman estos valles acompañados de más de un centenar de globos invadiendo el cielo es una experiencia que le recomendaría a todo el mundo que visite Capadocia.

Los globos subían y bajaban, a veces rozaban los arboles pero los pilotos con ágil maestría les esquivaban. Mis compañeros se quejaban de no haber subido a más altura pero yo pensaba que a la que íbamos podíamos admirar mejor todo el bello paisaje.

El vuelo dura una hora pero se te hace super corto. El piloto nos comento que en el día de hoy habría entre 150 a 200 globos volando, ya que había buenas condiciones y unos días antes los habían tenido que suspender a causa del viento.


También había muchísima gente haciéndose fotos en la tierra con los globos invadiendo el cielo como motitas de polvo. 

Cualquiera de las dos formas de verlo y vivirlo merece un madrugón.

Después un brindis por el vuelo con la tripulación mientras recogían el globo (todo ello para conseguir la propina) y con la entrega de un diploma nos llevaron al hotel para desayunar.

A eso de las 8h llegamos al hotel a dar cuenta de nuestro hoy tan bien merecido desayuno turco y a eso de las 10h nos volvían a venir a buscar para hacer el tour por los  diferentes valles cercanos a Goreme.

A cinco minutos escasos de Goreme y tras haber recogido a nuestros otros acompañantes en el tour en castellano por sus diversos hoteles llegamos al Valle de Pasabag, o valle de los monjes. Es un valle repleto de formas cónicas conocidas como chimeneas de las hadas.

Antiguamente en estas llamadas chimeneas de hadas se escondían los monjes y en ellas excavaban sus viviendas.

San Simeón fue uno de estos monjes que construyo su casa a 15m del suelo. Muchos otros monjes construyeron por aquí sus viviendas e iglesias ya que la toba volcánica es muy fácil de moldear y poder hacer escaleras, ventanas y viviendas.

Se pueden apreciar restos de pinturas en algunas de las cuevas.

Las curiosas formaciones que parecen más artificiales que otra cosa, son rocas calizas erosionadas por el viento y el agua coronadas por otras rocas mas dura.

En este curioso paraje se rodo una de las entregas de la Guerra de las Galaxias.


De ahí nos trasladamos al Museo al aire libre de Goreme. Este es un complejo de monasterios y edificaciones variadas.

Hay numerosas iglesias excavadas en la roca con pinturas de bellos colores que aún se conservan.

El origen de estos templos se remonta los siglos X y XI . También el de las construcciones para la vida diaria de los monjes como son comedores, cocina, bodega para hacer y conservar vino.

El aislamiento, la belleza del paisaje pero también su incomunicación hace de este recinto un lugar ideal para la meditación y la oración.

En el valle de la Imaginación lo que hay que hacer es eso mirar las caprichosas formas de las rocas y ver a que se parecen. Hay dromedarios, pajaritos, manos....y todo lo que tu quieras o puedas ver.

Avanos es otro de lo pueblos que conforman estos valles. Este pequeño pueblo esta cruzado por el rio Kizilirmak (rio rojo) y se dedica mayoritariamente a la cerámica roja, que fabrican de la arcilla roja que extraen de su rio. La tradición familiar continua a través de los siglos dotando a estos alfareros de una preciada fama. 

Pudimos visitar un taller en el que observamos como antiguamente hacían la cerámica con un torno de pie, hoy lo hacen con moldes. Pero las pinturas y esmaltados los siguen haciendo a mano, dotando a todas las piezas de una bella singularidad.

El poblado troglodita de Uchisar esta apenas a 5km de Goreme. En el alto de un  peñón repleto de ventanales y escaleras una bandera otomana ondea en el castillo que asemejan los picos que lo coronan.

Visitamos una casa de gemas preciosas donde nos enseñaron la turquesa y la sultanita, una hermosa piedra que cambia de color dependiendo de la luz que la ilumine.

Pudimos ver el valle rosa y el valle de las palomas al que se le llama así por la cantidad de palomares excavados en las rocas. Los agricultores las criaban para usar sus excrementos como fertilizante. Hoy todavía hay muchas porque además te venden alpiste en todas partes para darles de comer.

Arboles repletos del nazar u ojo turco, una piedra que sirve para ahuyentar el mal de ojo decoraban casi todos los miradores.

Bonitos fondos para hacerse fotos decorados con cerámica, con globos de metal, con bellos sofás llenos de cojines, corazones de madera.... Pero la verdad es que con estos paisajes no se necesita nada más.

Pero al final posamos en todas las esquinas. jajaja.

Un paseo por las calles de Goreme, viendo a los oriundos pasar el rato con variados juegos y sus imprescindibles tes al lado, contemplando a los agricultores recoger sus aperos, ya que la agricultura es el principal recurso de la Capadoccia aunque parezca que es el turismo. 

Una parada en uno de sus típicos bares y alguna compra de ultima hora y de ahí al aeropuerto a pasar nuestra ultima noche en Estambul.

Tras un breve desayuno nos ponemos en carretera pronto para evitar los atascos de la ciudad.

Y así, tal como habíamos llegado por pequeñas carreteras contemplando la vida de este país, dejamos atrás los puestos callejeros, los mil y un perros en la carretera, los pequeños pueblos y las supermodernas infraestructuras, los tractores "abrigados", los coches de policía de cartón, de la gasolina barata (apenas 80centimos),  de las motos-ambulancia,de los cientos de banderas....


En la frontera una cola de más de 17 km de camiones para entrar en Bulgaria nos hace temer lo peor, pero a medida que vamos avanzando vemos que para los turismos y motos no hay ni cola, así que en pocos minutos abandonamos Turquía.

Dejamos atrás un país que te acoge, que sientes como te abraza cuando su gente hace lo imposible por complacerte, un país al que espero volver pronto porque como bien nos dijo un guía "hay que venir 7 veces, una por cada provincia para empezar a ver Turquía" y yo añado que ni aún así lo veras todo.

Cruzamos por tanto la frontera con Bulgaria para adentrarnos en la zona menos poblada del país. Por eso seguramente el pésimo estado de sus carreteras.

Bulgaria tiene unos precios muy asequibles y muchas posibilidades para ser un importante destino turístico. Pertenece a la Comunidad Económica Europea desde 2007 por lo que no se necesita pasaporte, pero aunque aceptan euros en muchas partes su moneda es el lev. Escriben en cirílico por lo que no se entiende ningún cartel. Su gran historia y la variedad de culturas que allí han habitado han dado lugar a una población de lo más variopinta.

A pocos km de la frontera se encuentra la montaña de Sakar de la cuál se dice que fue cuna de una civilización muy antigua, restos de dólmenes se encuentran esparcidos por toda esta región. Se cree que hubo más de 600, pero hoy están en su gran mayoría muy mal conservados. El dolmen "Nachovi Chairi"  nos pillaba justo al paso de nuestra ruta por lo que paramos para verlo.

Es uno de los mejores conservados, aunque los restos de la construcción megalítica que probablemente hubo a su alrededor esta tapada con el follaje.

Los dólmenes de Sakar se cree que eran centros de energía debido a los yacimientos de plutón  granítico y cuarzo que irradiaban energía térmica. Pero eso en los siglos XII al VI a. de C. que se construyeron, no se sabia y se les otorgaban propiedades sobrenaturales.

 
Teníamos hambre y no veíamos nada donde parar a comer, al final en un asador de pollos cuyas mesas no se limpiaban desde el siglo pasado, decidimos repostar. Tuvimos que sacar todas nuestras armas contra la mierda que allí habitaba, pero el pollo y la cerveza búlgara estaban muy buenos.


Pasamos por pueblos donde vendían sus cosechas en pequeños o medianos puestos, pero el que nos dejo con mucha intriga fue uno que estaba lleno de calabazas, pero es literal LLENO, no se ni cuando ni a quien podrían vender tantas.

Y llegamos a Plovdiv, la ciudad de moda en Bulgaria. Fue declarada capital cultural en 2019.Es una de las ciudades búlgaras con más historia, pero a la vez moderna y con mucha vida.

Su origen data del año 7000 a. de C. por lo que vamos a ver varias ruinas.

Nada más salir del hotel situado a la entrada del casco histórico nos encontramos con las ruinas del Foro, era el centro comercial y administrativo de la ciudad. El Foro de Philippopolis fue descubierto en 1971 al hacer unas nuevas construcciones. Desde entonces se han realizado numerosas excavaciones convirtiéndole con sus 20 hectáreas en el mas grande de los foros romanos en Bulgaria.

Seguimos adentrándonos en la ciudad por la calle Alejandro I, donde se encuentran la mayor parte de las tiendas de la ciudad. En un coqueto rincón esta la estatua de Milo, un cómico local muy querido y una foto a la que nadie puede resistirse. Además si le susurras un deseo a la oreja dicen que te lo concede.

Pasando por el pequeño centro comercial Excelsior nos llaman la atención dos gigantes que sujetan el techo. Son dos gigantes que estaban en el estadio romano que esta unos metros más arriba y aparición mientras se hacían unas obras.


Los restos del gran estadio, tenia una capacidad para 30000 espectadores estaban especialmente bonitos teñidos de luz rosa. Este data del s.II y fue una de las construcciones romanas más grandes en la península de los Balcanes. Fue descubierto en 1923 y todavía hoy sigue en su mayor parte debajo de la calle comercial ya que media 240m y hay muy poco destapado.


Justo enfrente del estadio esta la mezquita Dzhumaya. No es una mezquita impresionante pero es la más antigua que se construyo en Bulgaria, data del año 1364, y una de las pocas mezquitas otomanas que quedan sin destruir. Hoy en sus bajos hay una pastelería y un café turco.

Caminamos en busca del teatro romano, la seña de identidad de Plovdiv. Construido en el s. I y con capacidad para 6000 espectadores esta muy bien conservado. Estaba cerrado, estaban preparándolo para uno de los muchos espectáculos que allí se representan; pero desde la verja se ve bastante bien.

Y las luces que estaban probando le daban un encanto especial.

Seguimos callejeando y admirando las bellas casas del Renacimiento búlgaro, coloridas, ornamentadas con bellas pinturas y bonitas decoraciones de madera.

También los muchos murales urbanos pintados en cualquier pared.

Y llego el anochecer y el bario de Kapana se lleno de gente. Un montón de coquetos bares y restaurantes atestaban las estrechas calles.

Nuestro querido Baltasar nos había recomendado un pequeño restaurante y hacia allí fuimos, situado en tres plantas de un estrecho edificio y con una bonita decoración, nos atendieron super bien.

Una amable camarera en un perfecto español nos aconsejo probar el vino. La tracia búlgara donde nos encontramos destaca su buena producción de vino y se dice que podría ser la primera zona donde se produjo tan jugoso zumo. Así que no quedaba más remedio que probarlo. Eso acompañado de una ensalada de tomate rosa y berenjenas ambos productos muy apreciados en la región y otros platos que eran característicos de ese restaurante como un exquisito y contundente sándwich y croquetas de espinaca.

Al día siguiente nos esperaba una ruta de 507 km pero por diversas causas la dejamos en alguno menos. Comenzamos el día fresquito, contemplando los extensos viñedos y bodegas que había alrededor de Plovdiv. Allí las carreteras eran buenas pero según nos fuimos adentrando en la Bulgaria rural volvimos a las pésimas carreteras del día anterior. 

Pueblos pequeños, muy estropeados y casi desiertos.  

   

La llanura de Tracia donde se encuentra Plovdiv se encuentra entre dos grandes sistemas montañosos que recorren Bulgaria, así que vamos hoy a rutear entre dos de los Parques Nacionales que tiene Bulgaria precisamente para salir de ella.

El parque nacional de Rila es el más grande del país. Rila significa montaña bien regada y estas reservas de agua favorecen la vida de gran variedad de flora. 

A medida que avanzamos por la garganta en paralelo al bello rio que nos acompaña la temperatura va bajando y llegamos a los 8 grados. El frio iba en aumento pero la belleza del paisaje también. Los pinos, los abedules, robles y sobre todo las hayas, que ya estaban cambiando de color, dejan ante nosotros una paleta de colores a las que las fotos no hacen justicia.

Vamos ascendiendo de altitud, pasamos por el Parque Nacional de Pirin, allí esta la segunda montaña de Bulgaria, en algunas zonas el paisaje tiene aspecto alpino con enormes descampados a unos 1200m., los pueblos ya no son tal, son apenas casas desperdigadas ante nuestros ojos. Apenas hay un par de poblaciones a las que se le puede dar ese nombre.

Y como todo lo que sube baja, pues nosotros hacemos lo mismo hasta llegar a un bonito lago. Unas fotos y a cruzar la frontera con Macedonia, que debido al estado de las carreteras llevamos mucho retraso.

Cruzamos sin problema, aquí incluso los funcionarios que allí trabajaban bromearon con nosotros en las cuatro cosas que sabían decir en castellano.


Macedonia del Norte es un país en proceso de transformación, la inversión extranjera ha sido siempre escasa debido a todos los conflictos que ha tenido con los países vecinos, y a su inestabilidad política. Por ello la agricultura sigue jugando un papel importante en su economía. Se produce tabaco, vino, manzanas y otras frutas.

Era hora de parar a comer y lo hicimos en un pueblo grande que se veía lleno de gente en las terrazas. Muchos bares, pero pocos restaurantes. Se nota que no es zona, ni época turística, pero al fin encontramos uno y comimos muy bien, entre ello un pide, que es la pizza turca, pero con ingredientes macedonios.

Ya eran las tres y al estar nublado anochecería muy pronto, no nos iba a dar tiempo más que de llegar a Bitola porque aunque no esta a una gran altitud (660m) si esta rodeada por altas montañas, con no muy buenas carreteras (casi todas de obras) y encima se puso a llover.

Así que al llegar al hotel para preguntar si tenían sitio, teníamos una gran tiritona. Nada que no se arregle con una ducha de agua caliente y un buen cambio de ropa.

Bitola es la segunda ciudad más importante de Macedonia. Tiene un gran pasado histórico ya que estaba una importante vía de comunicación usada por griegos y romanos. Pero su época de más esplendor data de la ocupación otomana, sobre todo en su ultima parte ya en el s. XIX, por entonces fue sede de hasta doce consulados lo que le valió el sobrenombre de la ciudad de los cónsules. Estos consulados se extendían a lo largo de la calle Sirok Sokak, donde aún hoy podemos ver sus elegantes fachadas.

Esta calle peatonal desemboca al norte en la plaza Magnolia donde se sitúa la torre del reloj, la estatua de Filipo II de Macedonia, la mezquita Yeni y la Iglesia St. Dimitrija.

Lo vimos todo por encima porque no dejaba de llover y aunque en las terrazas la gente aguantaba debajo de los toldos, nosotros decidimos cenar en el hotel que ya habíamos pasado bastante frio.

Una cena típicamente macedonia el Selsko Meso, un guiso a base de carne de cerdo, champiñones y queso gratinado y algún que otro sabroso plato, acompañada de un rico vino macedonio.

Habíamos decidido no madrugar al día siguiente ya que la ruta hasta Durres eran apenas 240 km. pero por el dichoso reloj biológico nos levantamos pronto como siempre, así que salimos con más calma y decidiendo hacer varias paradas.

La primera iba a ser Ohrid. Esta bonita y turística localidad se asienta a orillas del lago que la da nombre.

Es un lago compartido también con la vecina Albania y toda la zona es Patrimonio de la Humanidad por sus valores naturales e históricos.

Hay varios monumentos en la ciudad dignos de visitarse pero la joya de Ohrid es su lago de aguas cristalinas, un paseo de madera hacia el lado derecho te lleva hacia el viejo barrio pesquero y  todo te invita a perderte allí contemplando sus casas encaladas, con puertas y ventanas de madera y galerías porticadas que sobrevuelan la calle.

Estas calles empedradas nos llevan hasta la puerta de la iglesia de Santa Sofia, una iglesia ortodoxa medieval del s. IX que dicen guarda en su interior unos maravillosos frescos, no los pudimos ver porque estaba cerrada, pero su exterior es muy bonito también.

Nos pusimos en viaje y fuimos unos cuantos km bordeando el lago, el paisaje era brutal, con el agua azul intenso, las barcas, las poblaciones a sus orillas y al fondo las montañas formando un cuadro perfecto.

En pocos km nos presentamos en la frontera con Albania, estaba vacía no había ni tres coches así que cruzamos en nada de tiempo.

Nada más cambiar de país el paisaje también cambio por completo. Estábamos muy alto y se veía el valle en toda su extensión, con montañas a un lado y otro. Fue como entrar por la puerta principal a una fiesta para los sentidos.


Albania es el país donde el comunismo más tiempo persistió en Europa. Tras mucho tiempo de aislamiento ahora se abre para enseñarnos sus montañas con carreteras sinuosas, y en este caso en perfecto estado, lagos exquisitos, playas espectaculares.

Aunque es un país muy pequeño, existen gran cantidad de castillos y fortalezas debido a su pasado bélico. Pero también debido a ese pasado casi ninguno se encuentra en buen estado. Ahora que el turismo se esta promocionando los están comenzando a reconstruir.

Hacemos parada en el castillo de Elbasan, una fortificación del s. XV aunque la original se remonta a los romanos.

Hoy solo quedan parte de los muros exteriores con dos torres, en su interior se fue construyendo de toda a través de los siglos, desde 2006 se dejaron de conceder permisos para edificar en su interior y comenzó la remodelación. 

Nos dirigimos hacia Durres rodando gran parte del trayecto paralelos al rio Shkumbini, el paisaje sigue siendo brutal. Nos llaman la atención la cantidad de bunkers dispersos por casi todas partes. Entre 1944 y 1985 el dictador Hoxha por miedo a una invasión ordeno la construcción de todos estos bunkers. Dicen que se construyeron cerca de 1 millón. La mayoría son pequeños para pocas personas, de ahí que los hicieran por todos los sitios. Muchos fueron destruidos y hoy otros transformados para otros servicios. Los veíamos a izquierda y derecha: al lado del rio, en la cima de una loma, en el patio de una casa....

En Albania  todavía el pasado y el presente conviven por igual, la basura y la opulencia viven en la misma calle, nunca he visto tantos mercedes delante de casas deshechas, salas de juego y casinos por todas partes y a la vez tanta pobreza. Es el país de los extremos.

Y nos acercábamos a la costa y ya allí cambia el cuento. Se promociona el turismo de playa, y realmente esta teniendo tirón por ser económicamente muy asequible. Y llegamos a Durres y hay tiendas por doquier, modernos cafés, bonitos restaurantes, un moderno y limpio paseo al lado del mar.

Para comer probamos la famosa moussaka albanesa a base de patata. 

Y nos acercamos a ver el anfiteatro, debió de ser un gran anfiteatro para 20000 espectadores pero hoy el estado de degradación es importante. Las viviendas están construidas casi en su interior y las piedras de este debieron de servir para las construcciones cercanas. Se esta intentando rehabilitar.

Después de tantos días viendo cosas bellas, nos desilusiono un poco Durres por lo que decidimos sentarnos al lado del mar para degustar una rica cerveza albanesa y esperar la hora del embarque. 

Y estando allí se nos echo encima el atardecer y disfrutamos de una bella puesta de sol sobre el Adriático.

Y si el atardecer nos encontró en Albania, el amanecer nos encontró llegando a Italia. Desde la cubierta del barco y preparados para desembarcar disfrutamos de una bonita salida del sol. Ese sol premonitorio de un buen día de ruta.

Así fue nos hizo un día estupendo para cruzar desde Bari a Chivitaveccia. Día de transición por lo que sin prisa pero sin pausa nos íbamos acercando a nuestro destino, cuando a las cinco de la tarde nos avisa la compañía que en lugar de salir a las 12h. vamos a salir a las 2.30 de la mañana. Cosas que pasan siempre con esta naviera!! Así que decidimos entrar a Roma y dar una vuelta rápida.

Y en Roma es casi una obligación ir al Coliseo. Fue construido en el s. I para demostrar la grandeza del imperio romano y hoy casi 2000 años después sigue en pie demostrando esa grandeza.

Un paseo a su alrededor disfrutando del ambiente de Roma. La ciudad eterna siempre merece una visita aunque esta sea breve.

Ya en Chivitaveccia nos despedimos de Italia con un buen plato de pasta y las flores del calabacín rellenas, algo que no había probado y me gusto mucho la verdad.

Un rico café en los locales que hay junto al fuerte Michelangelo, es una construcción del s.XV para defender la ciudad de los saqueos piratas, pondrá fin a nuestro viaje.

La travesía de vuelta no es como la de ida, es más tranquila, nosotros ya estamos más cansados y no se si por el cambio de horario o por el cambio de temporada, el ferry iba casi vacío. Aún así en tantas horas nos dio tiempo de sobra para recordar momentazos del viaje y por tanto echarnos otras buenas risas.

Toca la despedida de esta pequeña familia que hemos formado estos días, ha habido de todo pero nunca un enfando, la buena sintonía y el buen humor nos han acompañado durante el viaje.

A nosotros nos queda la vuelta, hoy dormiremos en Cataluña y mañana por tierras aragonesas y navarras volveremos a casa.

De la vuelta y para no extenderme solo decir que paramos a visitar el santuario de Torreciudad. Es una obra faraónica en honor a la Virgen promovida por Josemaría Escrivá, el fundador del Opus Dei, para agradecer a la Virgen de los Ángeles, cuya ermita original se encuentra al lado, su propia sanación cuando era pequeño.

El paraje es espectacular con el embalse de El Grado a sus pies y desembalsando las aguas del bonito rio Cinca, pero el santuario, para mi gusto, no encaja mucho en tan bello lugar. La pequeña y coqueta ermita original si llama mi atención a pesar de no ser tan fastuosa.

Y poco a poco llegamos a casa, cansados de tantos km (6048), con un montón de recuerdos, llenos de colores, de sabores, de olores... y preparados para el próximo viaje.

Solo he aprendido a decir una cosa en turco "tesekküler" (gracias) y lo he tenido que repetir mil veces y aquí lo quiero seguir repitiendo.

Mil gracias a mis compañeros de viaje por hacer siempre que las cosas fueran fáciles y tan divertidas y por todas sus aportaciones a esta crónica.

A todo el resto de equipo nacional por los momentos que hemos disfrutado de su compañía.

A la RFME y a la FIM por promocionar el turismo organizando estos eventos anuales. Y a la Federación turca  por su organización.

A nuestro querido amigo Baltasar Ruiz por ayudarnos en todos los tramites y por todos sus consejos sobre rutas, lugares y su apoyo incondicional desde la distancia.

Y sobre todo y como siempre gracias infinitas a mi motero favorito que me lleva y me trae, me aguanta 24h al día y me apoya en todas mis locuras.

ME ENCANTA VIAJAR Y SI ES EN MOTO MUCHO MAS.






























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